Había una mujer que servía a Dios y a los santos y realizaba muchos actos de caridad.
Si los pobres le pedían limosna en nombre de María, ella siempre les daba algo.
Un día, una multitud de desdichados mendigos fue a su casa y ella les dio una gran cantidad de comida y le pidieron a la Virgen que la bendijera.
Un poco más tarde, llegó otro grupo de pobres. Ella le dijo a su hija que les trajera algo de comida, pero la niña le dijo que el contenedor estaba vacío.
Ella envió a su hija a revisar, y la niña la encontró llena hasta el borde.
Ella le dio a los pobres todo lo que necesitaban.
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