lunes, 4 de mayo de 2009

EL CAPITÁN MISTERIO


DIBUJOS DE MANUEL OLALLA

La fascinación por el Oriente Próximo y Lejano no es nada nuevo en la literatura. Desde aquel increíble Libro de las Maravillas, de Marco Polo, el lector occidental ha sentido una irresistible atracción por lo que es, por su cultura, su arte, sus costumbres… otro mundo.
Dicha fascinación se ve perfectamente reflejada en una de las series más recordadas de Emilio Freixas en la que nos encontraremos con malvados asesinos armados de curvas dagas, ciudades perdidas en pleno desierto, combates a cimitarra, mujeres hermosas envueltas en gasa y joyas…
A El Capitán Misterio, realizada por el maestro Emilio Freixas, se le ha querido ver como la serie, por excelencia, portadora del mas exacerbado racismo colonialista.
Siempre hemos mantenido que la principal problemática que se plantea para el estudio del cómic de posguerra, consiste en el adecuamiento a la realidad social imperante en la época de la creación de la historieta.
No recordamos, o hemos querido olvidar, que durante nuestra infancia nos preguntábamos un sin fin de cosas que nunca nos fueron contadas en la escuela. En la esperpéntica historia de España se nos decía lo de Don Pelayo, Los Reyes Godos, la Reconquista, algo del dos de Mayo y ya pasábamos al Caudillo por la gracia de Dios.
A nadie se le escapa que en el ejercicio de la crítica las afinidades, las fobias y las convicciones personales intervienen implícitamente en los criterios aplicados a la hora de emitir nuestros juicios de valor, y dado que de lo que hablamos es de tebeos, apliquemos nuestros comentarios al tebeo como tebeo en sí, dejando de lado los posibles mensajes ideológicos que pueda llevar implícitos, ya que de lo contrario, deberíamos también descalificar muchas de las películas de aquellos años, consideradas hoy como obras maestras del séptimo arte y que eran tan o mas racistas o colonialistas que nuestros desfenetrados tebeos.
Con una amplia analogía con El Hombre Enmascarado, El Capitán Misterio es sin duda el más recordado de los héroes que creó Emilio Freixas. El Capitán Misterio, con su capucha a la moda de la época, el torso desnudo y pantalón de montar, cautivó desde su primera aparición a su público lector.
La identidad incógnita de El Capitán Misterio no tenía ningún tipo de significación, como no fuera la de mantener vivo el hechizo de su personalidad, de la fascinación que su misteriosa personalidad ejercía sobre el publico lector. Nunca llegaríamos a saber quien era el Capitán Misterio que secundado por su hercúleo ayudante de color: Pancho, y por Balín, su pequeño discípulo, impartía justicia por las selvas oceánicas. En el transcurso de sus aventuras se enfrentó a la Secta de Saong, con el loco profesor Domvac, al tigre sagrado de los antiguos hindúes y a la fascinante reina de Tanit.
Sus trabajos sobre El Capitán Misterio, son sus mejores composiciones como historietista. Su particular mirada nos revela un autor de una dimensión creativa, como pocas veces hemos tenido el placer de disfrutar en la historieta. De entre ellas destaca, para nosotros, La Reina de Tanit.
Es difícil no reconocer la belleza que nos depara esta historieta, desde su primera viñeta ya se puede apreciar el dominio de la técnica por parte del autor. Es una obra que nos conquista el sentido de la vista desde el primer momento y que no nos abandona hasta el final. Con un dibujo muy correcto que refuerza constantemente la ambientación de las escenas. Con todo ello el autor consigue lo que, en nuestra opinión, es de lo más destacable en el aspecto gráfico, que es una ambientación adecuada de sus escenas



El Capitán misterio, ideado como héroe por Angel Puigmiquel, ofreció a Freixas la oportunidad de desarrollar una historia a su gusto. Anatomía, fantasía, dinamismo, ritmo de líneas es lo que manifestó le gustaba trabajar. El Capitán Misterio le proporcionó el marco adecuado para barajar todos esos elementos añadiendo las posibilidades que ofrece la pintura de la naturaleza: la selva, los animales, los pueblos primitivos. Quizá por eso El Capitán Misterio ha quedado como una de sus obras más celebradas, y que podemos afirmar sin temor a equivocarnos que es una auténtica obra maestra, con un excelente ritmo narrativo y un gran sentido de la composición y páginas de gran belleza plástica y dibujo elegante, con una buena inventiva a lo largo del relato en parajes y localizaciones.
Sirvan estas líneas como homenaje a este gran creador y, más concretamente, al enorme placer que me ha deparado la lectura y visionario de esta obra.


POR MANUEL LÓPEZ.





El Capitán Misterio

Se ha querido ver en la serie del Capitán Misterio como uno de los más evidentes postulados colonialistas, cuando es más que evidente que esta serie entronca directamente con el folletín clásico y con el primer cine de episodios, por la utilización repetida de esquemas comunes y a través de sus características básicas de acción y dinamismo nos remite a las novelas por entregas de principios de siglo donde aún era posible encontrar reinos y civilizaciones perdidas.
Para enjuiciar correctamente esta serie, hay que tener en cuenta la época en que se basaban estas historias, con medio mundo bajo el dominio ingles y otro medio bajo el francés y el de otras potencias occidentales.
Veamos también el cine que se hacía por aquellos años y que años más tarde llegaría a nuestras pantallas:
-Tres lanceros bengalíes (1935)
-La Carga de la Brigada Ligera (1936)
-Gynga Din (1939)
-La Jungla en llamas (1939)
-Beau Geste (1939)
Por lo que, a mi juicio, queda patente lo infundado de esas acusaciones, las aventuras del Capitán Misterio no reflejan más que la mentalidad y realidad de la época por lo que resultan absurdas las descalificaciones que se le imputan.
Emilio Freixas ilustrador y dibujante, se inició en la historieta en la revista Mickey, donde con guiones basados en novelas famosas componía con su trazo hábil y elegante hermosas y acabadas viñetas. Su más conocida obra de historietas transcurrió sin embargo ya después de la guerra en el semanario Chicos, donde variando ligeramente su estilo gráfico para adaptarlo al cómic de acción, haciéndolo más ágil e inacabado, hubo de ilustrar los fantasiosos guiones de J. Canellas Casals.
En 1944 Freixas dibujó para la legendaria colección Mosquito, un nuevo personaje nacido de la imaginación de Angel Puigmiquel: El Capitán Misterio, que posteriormente pasaría a ser publicado en la revista Gran Chicos.
El Capitán Misterio es un encapuchado de torso desnudo y de personalidad incógnita, que aparece en las junglas indostánicas o en las selvas africanas cuando su presencia es necesaria, ayudando a las tropas coloniales, generalmente británicas, en sus luchas contra los indígenas rebeldes. Le acompañan en sus aventuras un hercúleo negro “Pancho”, y un adolescente, “Balin”.
En la primera aventura del Capitán Misterio su semejanza con El Hombre Enmascarado es más que evidente, ya que al igual que éste, deja en el rostro de sus enemigos, a los que golpea con el puño, la marca de la calavera.
La Reina de Tanit, para mí la más redonda de las aventuras del personaje, es una hermosa y misteriosa mujer dominadora de un mundo perdido en el corazón de África.
Finalmente en El Tigre Sagrado, El Capitán Misterio se dirige contra los mitos y costumbres de la antigua India, y la acción está relacionada con los mitos tan en boga en las películas cuyo argumento transcurrió por esos lares.
Con el Capitán Misterio, Freixas alcanza las más altas cotas de su expresividad, con un dominio pleno de la anatomía y del movimiento de la figura humana, simplificando los fondos cuando conviene y detallando magníficamente los paisajes selváticos y las composiciones de animales tan caras al autor.
Puede resultar redundante, pero es que Freixas combinó con maestría en una buena coctelera una serie de ingredientes, desde la ambientación de los escenarios, la ambientación, planificación y montaje, el haber dotado al dibujo y a la propia historia de una
serie de matices y características que la han situado en los enclaves de un realismo fantástico.

Resumiendo: nos atrevemos a afirmar sin temor a equivocarnos que el Capitán Misterio, es una auténtica obra maestra.
Se ha dicho que nuestros tebeos de la época franquista, por más importancia que se pretenda darles mediante la nostalgia o planteamientos críticos aupados por este mismo factor desde núcleos de aficionados, se sitúan nítidamente a un nivel muy inferior con relación a los contemporáneos en otros países. Indudablemente el Capitán Misterio es una muestra fehaciente de que nuestros tebeos nada tenían que envidiar a lo que se publicaba en otros lares, basta recordar que incluso el desfenetrado Guerrero del antifaz, se publicó en nuestro vecino país.
No es nuestra intención cubrir de inciensos a esos tebeos, ni nos sentimos inoculados por el veneno de una infantilizada y mucho menos interesada nostalgia.
Cuando se es indulgente con la calidad de los Phantoms y Mandrakes de la época heroica, cuando se rinde homenaje a Dick Tracy (defensor del stabliment) y a Tarzán (del colonialismo), es más que evidente el trato partidista de cierta crítica por lo descarada y engañosa y es que para ellos, los cómics son objeto de trato dispar: Jorge y Fernando no son colonialistas, pero El Capitán Misterio sí.....
Lo que debiera analizarse a la hora de valorar una obra es la obra en sí, lo demás es anecdótico y hasta recurrible. Es indudable que las vicisitudes de la época de su creación, tienen enorme influencia en ella, para magnificarla o empobrecerla, pero no debe ser un factor a ponderar a la hora de analizar la bondad de la misma.
Se disculpa a UNAS, determinadas obras. Pero este mismo patrón no se aplica cuando se trata de denostar a OTRAS.



POR L. PORRAS

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