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miércoles, 18 de septiembre de 2013

sábado, 25 de mayo de 2013

Los artículos de Manuel López.

         
¿El Guerrero del Antifaz
      Culebrón?


 
¿El Guerrero del Antifaz culebrón? Sí, pero……… Ya está, ya he mencionado la palabra Culebrón. (Folletín). Sería relativamente fácil hacer un análisis del Guerrero del Antifaz desde ese punto de vista ya que el propio Manuel Gago debería admitir la evidente influencia de tal género, pero la verdad es que tendríamos una aproximación demasiado sencilla. Y por otro lado, me resisto a poner en le mismo saco a los culebrones sudamericanos o a Dallas y El Guerrero del Antifaz, por ejemplo. Y no es solo cuestión de la diferencia de calidad entre ellos: el medio y las circunstancias en las que surgen son absolutamente diferentes también.

- Las únicas coincidencias serian:
- La presencia de unos personajes más o menos entrañables con la capacidad de calar pronto en el lector/espectador.
- Una historia que lleva a dichos personajes a una situación limite.
- Una técnica narrativa basada en el mencionado uso del "suspense".
- Un argumento ramificado en función de los personajes principales.
- Su emisión/publicación de forma serializada (diaria, semanal, mensual, etc.)

¿Son estos aspectos lo que definen un culebrón o folletín? Si esto es así, culebrones son también El Fugitivo, la saga de Star Wars, los X-men,
El Capitán Trueno, o El Jabato y creemos que a poca gente se le ocurriría agrupar a estos trabajos bajo la misma etiqueta. Otros dirán que lo que hay en éstos son rasgos "folletinescos", pero resulta que tales rasgos ya aparecían en la literatura bastante antes del siglo XIX, el siglo folletinesco por excelencia. Por lo que quizá deberíamos pensar, que lo que se encuentra en El Guerrero del Antifaz son los elementos que desde siempre en cualquier medio y género han hecho una historia medianamente interesante. La relación entre el lector y la historia en El Guerrero del Antifaz tiende a ser mucho más estrecha que en otros cómics. Es muy difícil observar a los personajes a través de una lectura fría y distanciada ya que muy pronto se convierten en algo nuestro gracias a la extraordinaria habilidad para la caracterización que demuestra el autor. Creemos que pocas veces se puede encontrar tal compenetración entre dibujo y guión en lo que se refiere a descripción de caracteres.
Lo que para otros autores serian paginas y paginas de explicaciones, Manuel Gago lo solventa en poquísimas viñetas, y como para muestra un botón, pensemos en la introducción del Pirata Negro, Don Luis, El Halcón Negro o La Mujer Pirata, entre muchísimos otros; poco más de unas frases y la magia tiene lugar: son parte de la familia y les conocemos mejor que nadie. En un cómic con tal playade de personajes, esa economía es ciertamente de agradecer. Ciertamente, el riesgo inherente a esto es que los personajes se conviertan en arquetipos, sin ninguna capacidad de evolución, pero en el Guerrero, lejos de tal defecto tradicional en los folletines, todos los caracteres se mueven al ritmo de la historia, y en lugar de dejarse llevar por ella, en muchos casos la determinan. Un ejemplo evidente sería la dualidad presente en personajes como El Pirata Negro.
El relato no es que nos presente nada que no hayamos leído o visto muchas otras veces, la verdadera aportación que nos presenta El Guerrero del Antifaz está en el tratamiento de los personajes secundarios que se revisten de tal personalidad que en muchas ocasiones eclipsan la del personaje principal, aparte de un argumento muy bien llevado a través de un montaje memorable. En efecto, hay que destacar el admirable encadenamiento de las escenas al contrario de otras muchas historietas que muestran un estatismo exasperante. Todo ello apoyado por un dibujo sencillo y funcional, pero siempre cumplidor. Los decorados sencillos y aún en ocasiones inexistentes, pues, como ya se ha repetido hasta la saciedad, la importancia está en los personajes, sin que ninguno de los cuales presente posturas forzadas, ni caen ni desafían las leyes de la gravedad. En resumen, El Guerrero del Antifaz es una historieta que no se debería dejar de leer, cuyo único defecto sería el riesgo inherente a todas las historias serializadas (y de hecho sucedió en alguna ocasión), de perderse en el marasmo de las diferentes tramas abiertas por los muchos personajes que transcurren por ella. De todos modos, Gago supo salir adelante con todas ellas. Quizá, tras lo expuesto, al hablar de El Guerrero del Antifaz, deberíamos, al referirnos a su contenido, de que indudablemente contiene rasgos folletinescos pero… ¿podemos considerarlo un folletín?
 

Cortesía de Manuel López .
 

jueves, 4 de abril de 2013

La risa por Manuel López


La Risa, revista de Humor
Capitulo V
La risa Infantil, un injusto olvido
 

Estas páginas son un homenaje y un recuerdo a una revista, a unos dibujantes y guionistas que de alguna forma llenaron muchas horas de nuestra niñez y de nuestra adolescencia. Quizá no están todos los que fueron, pero si están todos aquellos que dejaron al tipo de huella en nuestro recuerdo En los albores de la democracia orgánica de los años cuarenta reapareció la revista La Risa, una publicación dedicada a la historieta que alcanzó una gran popularidad. La revista La Risa infantil no es que sea la representante por antonomasia del tebeo humorístico español, la consideración de bueno o malo es algo excesivamente relativo para hablar en términos absolutos pero se caracterizó por su humor blanco, inocente y sencillo.
Si existe una publicación que haya pasando más injustamente inadvertida esa es sin duda La Risa Infantil. Cierto es que dicha publicación se remonta muchos años atrás, pero también concurre en la Risa, además, otra circunstancia a reseñar, que no es otra que la sensación errónea que puede generar en el lector el echar un primer vistazo a la revista: nos referimos a la consideración de La Risa como una publicación infantil (malentendiendo el vocablo como algo peyorativo). Un análisis detenido nos demostrará que La Risa mantiene las características esenciales y estéticas de sus coetáneas. A pesar de su actual olvido por parte del aficionado y la critica, por sus páginas pasaron algunos de los más importantes autores del tebeo posbélico: Ayné, Emilio Boix, Ibañez, Raf, Martínez Osete, etc. La Risa puso su impronta al canalizar, como ya hemos dicho, un humor, blanco, inocente y sencillo que nos hacía reír. Son historietas comunes, hechas en molde, no son costumbristas, no son ácidas. La Risa es una publicación que no ha recibido las loas que algunas de sus contemporáneas: TBO, Pulgarcito, ….. De la primera decir que fue la responsable del genérico nombre que se dio a toda la narrativa gráfica, de la segunda, que es considerada la publicación más subversiva de aquellos años, al reflejar de manera velada la España del estraperlo y del usted no sabe con quien está hablando, y que generó toda una revolución en el medio español. ¿Qué ha ocurrió entonces con la historieta? ¿Fue un fenómeno social, fue un medio de comunicación, fue una forma de arte... o sólo fue algo para niños? Está claro que la historieta fue todo lo primero, porque fue algo que estuvo en todos sitios, para todas las edades y todos los gustos, cultivó la mente y desarrolló la imaginación. Entonces…. ¿Dónde ubicamos a una publicación como La Risa? No es intención de este texto entrar en pormenores sobre esta publicación en general. Sería injusto que se le hubiera exigido ser el calco de las otras.
Quizá sus historietas sean de un nivel inferior, pero creemos que la lectura de La Risa es más que aconsejable. Emilio considera que solo hay dos clases de historietas: buenas y malas, nada mas... ¿o acaso una historieta es buena solo por tener un montón de dibujos y palabras inentendibles? ¿Eso la hace mejor? ¿O el apoyo de un grupo selecto de críticos vale mas que a uno le guste o no? El irreductible universo del tebeo, sus temas, sus propuestas, sus alcances como manifestación artística y poderosa industria cultural, rebasan, con mucho, cualquier intento de ubicación en la que se pretenda etiquetarlo. J. Rizo Uno de los autores más originales del panorama tebeistico de posguerra fue J. Rizo, que dio a sus historietas un humor quizá no muy bien valorado por los lectores, pero que fue uno de los artistas esenciales de La Risa La carrera de J. Rizo se extendió a lo largo de varias décadas con un estilo visual extraordinario al que acompañan una energía y una inteligencia únicas, y prueba inapelable de que el verdadero autor de una historieta es solamente el autor, cuya personalidad queda grabada en ella a pesar de las presiones y dificultades de la época. La Risa y….. nosotros que la quisimos tanto Ahora que en el mercado Español están de moda las revistas dedicadas al estudio de la historieta actual, donde se alternan las entrevistas en profundidad y que incluso los buenos resultados de algunos fanzines han propiciado los primeros pasos de pequeñas editoriales, es bueno que se repesquen las historietas de los grandes autores patrios de antaño. Son varios los autores que, desgraciadamente, han muerto y recoger una pequeña muestra de sus trabajos supone una especie de reconocimiento póstumo de su obra.
  Los aficionados al tebeo en España han sido más bien parcos a la hora de estudiar a los autores en su propia lengua y normalmente prefieren escribir el enésimo artículo sobre Alex Raymond o cualquier autor de moda, pero ésa es otra historia que merece ser contada en otra ocasión. El tebeo español, tras su supuesta "década oscura", emerge con fuerza a primeros de los cincuenta, con una verdadera avalancha de publicaciones, iniciativas y autores que en apenas un par de años transforman completamente el panorama existente y levantan una serie de expectativas más que optimistas. Entre esa avalancha de publicaciones emerge de sus cenizas cual ave fénix "La Risa 2ª época". El simple censo de los personajes e historietas publicados en La Risa podría dar lugar a una obra de proporciones enciclopédicas.
Por ello hemos tenido que limitarnos a algunos de los personajes y autores que camparon a sus anchas por las páginas de La Risa. Sus páginas perviven con la misma frescura de antaño y hoy seguimos riendo como el primer día de las catástrofes provocadas por unos personajes que llegaron a formar parte del perfil mismo de la publicación, y compartieron con ésta los mismos elogios y críticas, unos personajes incapaces de escapar del estereotipo ridiculizante. No se puede negar que en los terrenos del esperpento La Risa deja momentos realmente brillantes que provocan la carcajada en algunos puntos. Divertidísima y llena de guiños al cine mudo, La Risa… es un excelente antídoto para quienes se toman la historieta, la literatura o la cultura en general demasiado en serio, y un auténtico regalo para quienes disfrutan de esta especie de cuentos esperpénticos que suspenden nuestra incredulidad a base de acumular datos inútiles, en una ingeniosísima parodia.
Sea como fuere, La Risa sigue allí, se ha ganado un puesto en la pequeña gran historia de los tebeos españoles y tarde o temprano algunos de sus contenidos (Bob-Ayna y Pat-Acón", "La Familia Trapisonda" y "Nicrostato Mochales", entre otras, deberían ser reeditados Abrir los ojos Los tebeos de posguerra carecían de la arrogancia y desordenada pretenciosidad de la historieta contemporánea. Los guiones contaban la historia de forma comprensible, y los dibujos, que hoy nos pueden parecer sencillos o simples, eran eficaces y el dialogo y la narración funcionaba. Hoy se busca la espectacularidad y se obtienen viñetas como las de Harold Foster y su Principe Valiente, ante las cuales el lector se detenía a contemplar soberbios frescos acerca del mundo medieval y pasaba por alto el relato.  Si bien numerosos analistas de los medios de comunicación juzgan que la historieta de esos años fue una herramienta manipuladora del franquismo, pensamos que a cada lector le corresponde decidir si hay algún mensaje en la historieta que lee. Siempre es un discurso de un autor con su lector.
 
Nadie tiene porque entrometerse e indicarme su lectura. No descarto nuestra ingenuidad, pero nosotros gozamos introduciéndonos en el mundo de la imaginación, de la fantasía y el ensueño; un mundo lleno de humor y de aventuras. Con el inicio de la década de los cincuenta se da la consolidación de las revistas de humor, Pulgarcito, Jaimito, La Risa, etc. con material exclusivamente autóctono y que se caracterizaron por la originalidad y una profunda calidad y creatividad. Algunas de esas publicaciones humorísticas, aunque de manera velada, reflejan en sus historietas la realidad local que el lector reconocía sin dificultad, con alusiones al estraperlo, a la precariedad de la vivienda, etc.
 La Risa fue una de las pocas que se mantuvieron en el terreno de lo ingenuo o del entretenimiento puro, desprovisto de denuncia o de compromiso con una realidad propia. Todo esto, sumado a que la crítica oficial ha ignorado, prácticamente esta revista, con nuestras páginas no hemos pretendido sino volver la mirada hacia unas historietas y autores que han quedado, ¿obligadamente?, silenciados. Debe hacerse notar que en esta publicación hace sus primeras armas el ya consagrado como historietista humosristíco Ibañez, cuya consagración definitiva llegaría en Pulgarcito con su Mortadelo y Filemon, otro de los que también se dieron a conocer en La Risa, fue el malogrado Raf. Los popes de la critica siempre se han referido a La Risa con vocablos de connotaciones peyorativas. Teniendo siempre en cuenta que lo popular presenta frecuentemente una imagen degradante, se vierte una imagen equivocada sobre la publicación. Se trató de una publicación que centró su comicidad en la exaltación de un humor puro y desprovisto de connotaciones políticas. Partiendo de la noción de estereotipo en sentido amplio, que la sociología define como una concepción simplificada y comúnmente aceptada por un grupo sobre un personaje, o sobre una estructura social, se puede observar en la Risa, especialmente durante sus 100 primeros números, que en sus historietas existían un modelo preestablecido a las que dignifica con elementos propios del cine mudo. De esta manera la revista se plegaba consciente o inconscientemente a los dictados de un medio de difusión que iba dirigido al gran público.  Es nuestra verdad. Podrán seguir pasando días, meses, incluso años de ceguera ante la realidad, pero tarde o temprano, habrán de abrir los ojos. Manuel López
 

MANUEL  LÓPEZ

martes, 12 de febrero de 2013

La risa IV


 
 
 
LA RISA  REVISTA  DE HUMOR
CAPITULO IV


Nicomedes Camueso

El humor grafico tiene muchas vertientes. El humor es de muy difícil manejo y no siempre se tiene el privilegio de salirse victorioso. Emilio Boix es uno de esos autores que no ha necesitado recurrir a la mala leche en sus historietas para hacernos reír
Las historietas de Nicomedes Camueso esta formadas por historias autoconclusivas de una página, con entramado argumental sencillo pero dotadas de cierta coherencia ambiental.
Todas las historietas giran alrededor del personaje principal; de sus argucias para no trabajar, aparentar lo que no se es, ni hace, delante de su novia o de sacarle dinero a su tía. Por tanto no son unas historias con grandes personajes, ni que detrás de sus hechos o pensamientos se escondan grandes ideales ni intereses sino las miserias de un personaje, con unos diálogos y situaciones, sobre todo situaciones, hilarantes
El personaje pasaría a Martínez Osete, que no se queda atrás, ni mucho menos a pesar de lo cuantioso de su producción. El dibujante está en plena forma creativa y así lo demuestran todas las planchas, donde el humor está presente a través del grafismo y no del guión. Es mucho más gracioso lo que nos cuenta sinó como nos lo cuenta.

LA HISTORIETA Y EL HUMOR NO SE RINDEN

En los caracteres del gag, influye decisivamente la personalidad del personaje, siendo como es la expresión de sus relaciones con el mundo que le rodea. Dicho en otras palabras, antes de hacernos reír, el persona je nos propone un universo, del cual nace su comicidad específica.
Todos los gags, por otra parte, tienen la virtud de ser plenamente representativos del personaje que los interpreta. Esto explica, además, el hecho de que podamos recordar gags de Bob-Ayna, Nicrostato Mochales o Nicomedes de Boix, otro tanto sucede cuando los personajes son tomados por Bech/Martínez o Martínez en solitario; y ello por la sencilla razón de que en sus historietas aparecen unos personajes dotados, aunque elemental, de cierta psicología
En cualquier caso, el gag historietistico es un acto de imaginación tan estricto como pueda serlo una imagen poética, y por reunir la doble condición de arte y técnica ha llegado a desarrollar unas leyes bastante complejas.
Sus características se pueden ordenar, clasificar y etiquetar, a la manera en que -si se nos permite la imagen- al degustar un buen vino o un guiso bien condimentado cabe determinar y valorar la calidad, el sabor y el aroma.
Puede ser que, según algunos pensadores, a finales del Siglo XX haya llegado también «el fin de la historia». Pero no el fin de la historieta. Y mucho menos el fin del humor.
Para demostrar que todavía, escribimos, soñamos, nos reímos y queremos que nuestros lectores se rían, seguimos nuestro recorrido por el semanaria La Risa, donde dos los autores más significativos de nuestra posguerra nos conducen por el mundo onírico de Nicomedes Camueso encerrado en los cuadritos de tinta y papel. Mucho se ha hablado de las distintas publicaciones de humor posbélicas, pero poco de La Risa y aún menos a su favor. Nadie ignora que el circuito productor-artículo- consumidor genera penosas injusticias.Esta manipulación del mercado no la sufre sólo la historieta: el cine, la literatura, la música, la plástica y el teatro no logran soslayar estos mecanismos comerciales.
Y por ello quiero reivindicar esta publicación que entre sus páginas más valiosas, merecen destacarse las realizadas por Emilio Boix y Juan Martínez Osete.

Sueños de historieta
Si como se ha señalado por parte de diversos estudiosos de la historieta, es en el contexto frenético de cambios de los años 30 es donde debemos situar la cúspide de la evolución del tebeo, en los que las revistas La Risa Infantil y Rin-Tin-Tin al organizar la renovación total de las historietas de aventuras, despertaron a la competencia con la actualización del grafismo, la invención de un nuevo lenguaje expresivo de las historietas, el total predominio de las mismas y la potenciación de las aventuras gracias a los guiones de Canellas Casals.
Los años 40/60 fueron testigos del esfuerzo de diversos creadores por sacar adelante la expresión de este arte tan devaluado conocido como historieta. Jóvenes y veteranos se fusionaron rescatando la tradición que otrora (anteguerra) tuvo el país en este campo, para un mercado naciente que la consumió en cadena, expandiéndose muy rápidamente a través de las principales ciudades del país.
Sin embargo, no todas fueron rosas. En la mayoría de los casos fue una experiencia llena de obstáculos. Por solo citar algunos, podríamos referirnos a la falta de compensación económica, limitados medios técnicos, y, quizás el más duro de sortear, la mirada inquisidora de la censura del franquismo, cuyo régimen, dictatorial, controló totalmente la libertad creadora
A pesar de todo, la historieta supo reponerse y hacerse el hueco divulgativo que le corresponde con nuevos modelos, contenidos y recursos estilísticos que se plasmaran en la historieta o el tebeo de la posguerra. Un tebeo donde la diversidad de los temas conforman un universo creativo que hará las delicias de los niños y de los no tan niños. Publicaciones como TBO, Pulgarcito y La Risa recobran vida y cuentan sus historias. Éramos niños y teníamos el alma llena de aventuras y de sueños de historieta.
Lo cierto es que la historieta contribuyó, como educadora informal, a desarrollar la imaginación y a proporcionar placeres estéticos que no cesaron de perfeccionarse. Sin caer en la vulgaridad, consiguió distraernos y expansionarnos. Un algo superficial, fácil, alegre y chistoso.
En aquellos años, en los quioscos veías muchas colecciones de tebeos: El Guerrero del Antifaz, El Capitán Marvel, El Capitán Coraje, Pulgarcito, La Risa, Nicolás, y un larguísimo etcétera. Ahora pasas por los quioscos y sólo ves "las capitanas Obregón, Rociíto y demás ralea de famosillas y famosillos de turno".
El tebeo era un medio privilegiado porque, de paso, nos acercó a la lectura, nos familiariza con los libros, con el papel, con la imagen. El lenguaje de la historieta sirve para aprender a encontrar semejanzas y diferencias entre esos lenguajes.
Hace ya varias décadas que como aficionados a la historieta, vivimos de nostalgias y devaneos. Las gloriosas épocas de las que alguna vez fueron llamadas escuelas de la historieta (la magnífica valenciana, la Bruguera, la Madrileña), pasaron ya. Hasta la historieta norteamericana, tan imitada por unos y criticada por otros, ha dejado de ser lo que era.
De estos años han quedado excelentes logros en el campo de la historieta humorística. Sus historietas, de corta extensión, una página o menos, excepcionalmente dos páginas, son un reflejo de la época, están llenas de elementos cotidianos, como medios de transporte o formas de vivir, cuyo reflejo histórico ha quedado para las generaciones posteriores como rica fuente de estudio. Si en ocasiones sus temáticas no dejaban de ser sencillas anécdotas de ambiente cotidiano, los dibujos alcanzarían un estilismo y gracia peculiares.
Cuantas sonrisas les debe nuestra infancia a esas publicaciones infantiles: TBO, Pulgarcito, Jaimito, Pumby, Nicolás, La Risa Infantil y tantas otras…….. ¡Gracias, Gracias a todas! y en espacial a La Risa que es la que hemos querido traer a estas páginas.

Manuel López


domingo, 20 de enero de 2013

La risa III

La Risa, revista de Humor
                 Capitulo III
A partir del número 74, Martínez Osete, (uno de los dibujantes más admirados y queridos por el mundo de la historieta posbélica, un creador humilde que llenó de felicidad a miles y miles de lectores de nuestra piel de toro), se hará cargo de Nicomedes Camueso y Nicrostato Mochales y de Bob-Ayna y Pat-Acon, con guiones de Bech y propios. Hay buena comunicación entre ambos, casi se complementan, hay momentos en las historietas en que se reconoce el humor de E. Boix, sobre todo en la resolución de algunos gags.
Asombro en la ruptura de la técnica a las que hasta ahora Martínez Osete nos había permitido asomarnos, con la incorporación de un estilo cercano al de Emilio Boix en un ejercicio de permanente experimentación. Muestra palpable de la capacidad de Martínez Osete de sobrepasar sus propios límites, y largamente. Muestra de su indudable multiplicidad.
Multiplicidad en las infinitas variantes que introduce a su grafismo y que ha sido una constante y es sello inconfundible de su obra.
 

Según los cánones debería ser la resolución a estas líneas, pero podemos anunciarlo ya de buenas a primeras: el trabajo de Martínez Osete, están a la altura de su predecesor, te brinda a los personajes como amigos ya conocidos, con historias que progresan, crecen y explosionan en un mundo de papel y tinta.
El salto evolutivo de Martínez Osete, fue enorme, sus páginas (siguiendo las pautas marcadas por su antecesor) son una sucesión disparatada de gags.
Nicrostato Mochales, por ejemplo, se acentúa, si cabe, como el personaje catas-trófico que es, en sus historias los porrazos, tor-tazos siguen abundando por doquier, provocando la diversión del lector.
Martínez Osete fue un digno sucesor de Emilio Boix y no solo en el semanario, sino en otras publicaciones de la Editorial Marco, entre ellas la de Hipo Monito y Fifí.
 
 
Mitos de Papel
"La Risa Infantil"
 
Durante más de dos décadas, la historieta autóctona gobernó en silencio los hábitos culturales de millones de españoles".
Por eso nos hemos remitido a uno de esos tebeos, a modo de recordatorio, donde nos remiten esas imágenes... El desconocimiento de nuestra historieta, a falta de un estudio serio, es evidente. Otro problema, extrapolable a todo el estado español, es el desconocimiento de lo que significa la historieta. Se suele clasificarla como un producto para niños.
La Risa no fue una publicacón exclusivamente infantil, fue leída por todo tipo de público, desde niños, adolescentes, adultos, hombres y mujeres.
La Risa tenía un toque de simpleza e imaginación que en vez de impactar, seducía. Esta es la clave. Que no haya estridencia, la fascinación proviene de la sencillez.
No hemos pretendido hacer erudición en estas páginas sobre La Risa Infantil, porque no somos estudiosos del tema, sí somos "degustadores".
¿Pero a cuento de qué os contamos todo eso?, nos da igual que estéis de acuerdo no, pero queríamos describir algo que vivimos intensamente.
En resumen, fueron significativas la cantidad y calidad de muchas de las revistas de humor que se publicaron en esos años.

Confundir al lector


En estos momentos el tebeo es el único medio de comunicación de masas que ha dejado de serlo para convertirse en minoritario, desplazo de las prioridades infantiles y adolescentes por la televisión, la consola o por cualquier otra cosa. En los últimos años el tebeo ha sufrido una notable transformación, desapareciendo prácticamente de los Kioscos, es el gran marginado de los mismos.
Por ello haciendo una valoración del pasado, con algunas especulaciones sobre el momento actual de los tebeos, nos encontramos que en los años cincuenta se consolidó una puerta de ingreso al mundo del tebeo y un filón para las editoriales, que marcó a toda una generación de lectores y autores. Con un importantísimo auge del formato revista que se multiplican como las setas. Los cuadernos de aventuras pasaron también a ser familia numerosa. En la actualidad, la familia numerosa esta conformada por las revistas y fanzines especializados, de breve vida en la mayoría de los casos, como si los pocos lectores de tebeos que quedan se hayan convertido en expertos críticos del medio. Se publican páginas y páginas con estudios y opiniones en las que, en la mayoría de los casos, es imprescindible lo que les gusta y porquería todo lo que nos le va, confundiendo así al lector, especialmente al neófito...
Hablo también de lo que me gusta, este es el criterio y quizá este sea uno de miss puntos débiles en el que se puedan aferrar esos que siempre critican la que otros hacen.
Pero pensamos que existe una diferencia básica entre de lo que yo hablo y muchas de esos escritos, y es la de que yo no puedo confundir a lector alguno, ya que hablo de unos tebeos que, desgraciadamente, ya no se publican, ello no es óbice para que sea plenamente conscientes de que el tebeo ha pasado la infancia y la adolescencia en el siglo XX, llegando a un cierto grado de madurez. No, no me he quedado anclado en el pasado, pero esto no quiere decir que no se pueda hacer una valoración de éste. Yo, intento una reflexión sobre el aspecto creativo y temático de los tebeos de mi infancia.
Ciertamente nos resulta difícil deslindar el primer gusto por la lectura del descubrimiento de los tebeos.Para sus detractores, es fácil constatar que es muy difícil (por no decir imposible) encontrar en los tebeos la prosa de un Delibes, un García Márquez, un Borges o un Cela, por poner sólo ejemplos indiscutibles. En los tebeos hay que buscar otra cosa.
La función social de la historieta es el entretenimiento, la recreación, que el lector satisfaga su ansiedad de ser motivado para gozar en forma fácil y sin complicaciones, de una evasión temporal de las permanentes presiones del trabajo, el estudio y la disciplina social.
La historieta de posguerra, ha sido el eco de la inquietud vibrante de una clase social que no tenia forma de expresarse; la interpretación de sus sueños y esperanzas; la risa espontánea y sincera de quienes buscaban una luz y una satisfacción mínima en medio de su existencia llena de angustias".
La fascinación que nos producían aquellos tebeos, el hipnotismo que esas mismos tebeos nos construían, facilitaron que, ni por un instante, nos cuestionáramos las carencias que padecíamos
La Risa es una de aquellas muchas publicaciones que, en una época de penurias, nos ofreció un humor alegre y desenfadado. Su lectura se transformaba en un extraordinario antídoto contra la desmoralización y la desesperanza.
Errantes, solitarios y desconfiados pasean, hoy, los antiguos tebeos, sin ningún oído que les escuche, y eso pese al esfuerzo que realizaron por ofrecernos horas y horas de divertida evasión.
Hoy vivimos en una sociedad, "en la que tener una opinión formada es repetir la última reseña transmitida por cualquiera de las revistas del medio
Toda esta actitud posibilita que hasta surjan nuevos publicaciones que no son sino más de los mismo. Aprender a ser críticos, se ha convertido en una sutil manera de defender el más puro relativismo; en el fondo de cualquiera de las publicaciones de este estilo subyace la idea de que
nada es verdadero o falso de manera  absoluta , todo depende del vista  de cada uno .
 ¿De que se habla en la calle? Pues incorporemos un correo de los lectores. Así funciona los mass media. Da igual que el tema elegido sea los superhéroes, el manga o el tebeo europeo. Todo es opinable. Montar un correo de este estilo es fácil: basta invitar a escribir a los lectores, que unos defiendan y otros ataquen
Si vivimos en sociedades dónde crece la subjetividad, y con esta crece la necesidad para muchos
individuos de reafirmar y mostrar su identidad, dando a conocer por correo sus gustos y sus fobias. No nos debe extrañar que triunfe los tebeos del "star system "
Los tebeos de superhéroes, son un discurso envuelto, embasado y etiquetado de forma apetecible.
El tebeo de producción española ocupó en aquellos años un lugar de honor poniendo al alcance de todos los bolsillos materias tan impagables, en época de escasez, como ilusión y entretenimiento cultura. Y si nos apuran, incluso, cultura.

MANUEL LÓPEZ.

Muchas gracias , Manuel . Excelente.

 

sábado, 24 de noviembre de 2012

La risa II parte. Manuel López


Los lectores de aquellos años acudíamos a la Risa en busca de personajes que, junto a otros, nos ayudaron a paliar la miseria cultural de un país hundido en la estulticia oficialmente programada por la dictadura. Fue nuestra muralla protectora

Está comprobado que abundan los lectores y especialistas en historieta literatura que subordinan, que sólo valoran en una obra sus aspectos histórico-sociólogos y que jamás analizarían a un autor o publicación fuera de esas premisas. A La Risa le han endilgado los peores lugares comunes del género. En algunos casos, esas aseveraciones riñen con la verdad y carecen de objetividad.
¿Por qué? ¿Hay algo de malo en preferir a La Risa frente a Pulgarcito? De la misma manera que se puede escoger entre Jaimito y Pumby, o entre Paseo Infantil o Nicolás. Con ello no pretendemos decir que La Risa nos guste más o menos que las otras citadas, todo lo contrario y, en este sentido, comparar a La Risa con Pulgarcito (por ejemplo) puede resultar un ejercicio peligroso (por decir lo menos) y, en este caso, sólo nos queda la hidalguía de reconocer las notables diferencias que van desde una a la otra en los intereses temáticos de cada publicación. En Pulgarcito el carácter lúdico de sus historietas esconde -sin embargo- una visión amarga de la mayoría de los temas que tocan en coherencia con su contenido (dificultad por establecer relaciones sexuales, crisis de la pareja, enfrentamiento generacional...) De alguna manera, hizo escuela. Mientras que la comicidad en
La Risa fue una de las cartas triunfadoras de esta publicación desde sus primeros años. De los filmes de policías y ladrones de la Keystone a las peripecias cómico-patéticas de Chaplin, o las aventuras y desventuras de Laurel y Hardy fueron el ingrediente esencial de La Risa.
La Risa, en esta su segunda etapa, se sustentó en Emilio Boix, creador indiscutible y genio de la historieta cómica cuya influencia marcó la posterior carrera de muchos de los humoristas de nuestro tebeo.
A quienes le siguieron, y a todos ellos, están dedicadas estas páginas. Algunos de los más grandes historietistas cómicos de nuestros Tebeos. Muchas gracias a todos por los momentos tan felices que nos habéis hecho pasar.
Uno de los elementos distintivos de esta publicación, es que consiguió aglutinar diferentes generaciones, ampliando el número potencial de lectores y asegurando la continuación del medio que siempre parece estar en una fase critica.

Hoy la mayoría de estos autores se han retirado o han desaparecido, sería el momento de hacer un repaso a todo un estilo de hacer tebeos que generó un gran movimiento social y económico a su alrededor.Desgraciadamente en nuestro país, la historieta no es considerada cultura.Nuestro gobierno (nuestros dirigentes, en realidad) debieran comprender la importancia de la historieta como medio de aprehensión más inmediata de toda una época, y difundir nuestra riquísima historia tebeistica.
Evidentemente, todo ese riquísimo material está casi perdido. Ignoramos si las Bibliotecas Nacionales que suelen tener como misión guardar ejemplares de todo lo publicado cuentan con hemerotecas de este género. Pero en general el material que era propiedad de editoriales que han cesado se ha perdido. Aquel que era muy valioso y redituable seguramente se ha vendido a Europa. Hasta la invención de la fotocopia de calidad los dibujantes solían perder para siempre sus trabajos. Pero, más allá de la conciencia de esta evidente popularidad del tebeo en el contexto de nuestro país durante el período de anteguerra, poco o nada se ha avanzado hacia la comprensión global del papel jugado por aquéllos pioneros de la historieta española.Una vez más, nos hemos dejado llevar por las mil y una divagación sobre lo que debiera y sobre lo que es.Así que vamos a retomar el tema que motivaban estas líneas.

La Risa 2ª época

Una de las peores cosas que puede pasarle a cualquier publicación es tener que luchar contra unas expectativas preconcebidas. Algo así le sucede a "La Risa", que inevitablemente carga con la rémora de la comparación con "Pulgarcito o Nicolás", con las que compartió dibujantes.
Sin embargo, aunque las posibles coincidencias con "Pulgarcito y Nicolás" existen, no es menos cierto que "La Risa" es capaz de conseguir. "La Risa" es un tebeo interesante, mantiene un ritmo sostenido y guiños al cine mudo que constantemente apelan a los lectores
Se ha dicho que cuando todo el mundo crítica un tebeo hay que desconfiar y cuando todo el mundo elogia un tebeo hay que desconfiar. Y aunque no es la primera vez que traemos a colación esta perogrullada tampoco será la última mientras nos ocupemos de tebeos como La Risa, que si bien no es un tebeo perfecto, si que es una buena tebeo, pero no ha tenido demasiada buena prensa
Dicen algunos estudiosos que «lo popular» es una fábula. Bien intencionada y todo pero fábula nada más. Aún hoy a pesar de las trastabilladas, todavía se pueden descorrer cortinas amables hacia la ventana de lo popular, melancólico si se quiere, pero que a veces reconforta.
No pretendo, y eso es obvio, volver a unas raíces peligrosamente museográficas. La crisis de identidad nacional de nuestra historieta es más grave y no se cura con patriotismos nostálgicos. Los tebeos actuales requieren de dosis de criterios y critica, saber apropiarnos de lo global sin diluirnos en la coca cola.

Atrás quedan, para siempre, los años gloriosos de unas historietas en las que ¡Ni están todos los que Son, ni Son todos los que Están!
Al hablar del contenido de un tebeo sin adquirir plena conciencia de que lo que todo tebeo exhibe es, para decirlo de algún modo, pecar de la mayor ingenuidad; es suponer que la realidad que exhibe el tebeo es un recorte de la "realidad"
Por todo lo antes dicho, analizar con pertinencia un tebeo requiere hablar de su lenguaje -tanto como, por ejemplo, hablar de la novela requiere del conocimiento reflexivo de la lengua escrita- de sus posibilidades significantes, de sus vericuetos, de sus alcances y sus convenciones. Todo discurso analítico sobre el tebeo debe comenzar por preguntarse, con detenimiento, cómo está constituido su lenguaje.
De Emilio Boix ya nos hemos ocupado en alguna otra ocasión por lo que me limitare a subrayar que las historietas de E. Boix, no pierden nunca de vista el objetivo principal de hacer reír.
La historieta aquí reproducida, es un compendio de las virtudes de Boix. En sólo unas viñetas consigue reunir una serie de gags de lo más conseguidos. Todas las historietas de Boix, admiten ser disfrutadas en diferentes niveles, la puesta en escena y una estructura narrativa que justifica la inclusión de los disparates más delirantes

Humor blanco pero inteligente

Fue en el semanal "La Risa" donde nacería Bob-Ayna y Patacón, personajes que se conformarían como unos de las mejores de la revista y cuyas aventuras solían ser una sucesión gags visuales. Las aventuras de nuestros protagonistas, ofrecen al lector mucho más que una página humorística o un chiste verbal y visual. En sus páginas se busca y se halla una acción trepidante, de un ritmo cinematográfico, siempre adornado con ese humor tan peculiar del autor, un humor blanco, sano, inocente. Se trata, pues, de una obra cercana al absurdo y de una sencillez narrativa claramente surrealista que encaje perfectamente en el dominio lingüístico del lector de cualquier edad.
Emilio Boix se mueve en ese terreno con pasmosa agilidad durante años y años, produciendo cientos de ilustraciones dinámicas, que se mueven entre el gag simpático, la emoción del riesgo, un bello romanticismo, y el exquisito cuidado por el detalle.
Muy adecuado a este tono general es el grafismo de Martínez Osete, (que se hizo cargo de los personajes), claro, sencillo y atractivo, con abundantes gags con acertados logros visuales. Son las virtudes de una aparentemente sencilla linealidad. Una sonrisa ingenua, y trasnochada si se quiere, es la que nos ofrecen ahora aquellas viejas historietas de Bob-Ayna y Patacón, de indudables aciertos estéticos, ello sin descuidar el endiablado ritmo narrativo que Boix/Martínez imponen a las aventuras de sus protagonistas, siempre moviéndose de aquí para allá, puestos al servicio de la imaginación y del deseo del puro disfrute utilizando hábiles y eficaces, recursos.

Bob-Ayna y Patacón, dos soldados de las fuerzas de los Estados Unidos que se ven en las más insospechadas situaciones. Frente al dinamismo, locura y endiablado ritmo de E. Boix, Martínez Osete aportó una comedia mucho más pausada.
Atrás quedaba una época dorada; Editorial Marco no será capaz de superar la competencia que supone Bruguera lo que conllevó el cierre de la Risa, despidiéndose, ésta, del quiosco con más pena que gloria. La Risa no supo adaptarse a las situaciones cambiantes de los gustos juveniles pero, indudablemente, forma parte irrenunciable de nuestro patrimonio cultural colectivo.
Volviendo la vista atrás

La vida de cualquier persona está llena de momentos intranscendentales, que no implican un antes y un después relevante, ni tan sólo un mínimo cambio en ningún aspecto. Lo aceptamos como una realidad ineludible y, aún que de forma individual cada uno de estos momentos parece que no nos aporta nada, al cabo de los meses, quizá de los años, en conjunto y cuando lo vemos con tanta perspectiva como sin prejuicios, descubrimos que sí que han sido sucesos que nos han condicionado de alguna manera. Una de las épocas más llenas de momentos estúpidos es la adolescencia y, paradójicamente, también es un pozo donde, posteriormente, sacaremos muchas facetas de nuestro carácter.
Volviendo la vista atrás, surge una de los más agradables momentos de aquella adolescencia: la lectura de tebeos. Reconozco que siento admiración por los tebeos posbélicos y que me duele que los niños y adolescentes no lean más que mangas y superhéroes, es decir tebeos que no son ni españoles ni europeos, donde pienso que existe una mayor variedad temática y estilística.
La Risa es un tipo de tebeo que alegró la vida al lector, que nos hizo pasar muy buenos ratos, especialmente con Bob-Ayna y Pat-Acón, personajes que solían desencadenar una serie de situaciones graciosas que conseguían arrancarnos una carcajada sana, de aquellas que tanta falta nos hacían en aquellos tiempos.

Juan Martínez Osete

Muchos autores que hace unos años eran conocidos y reconocidos por el aficionado, hoy en día tienen el nombre y la obra llena de polvo porque han estado abandonados a la desmemoria. Se podría creer que el grado de olvido es proporcional a la calidad de su obra, pero seria caer en un grave error aplicarlo a un autor como Juan Martínez Osete, quien fuera uno de los autores preferidos del aficionado de los años 50/70.

El hecho de heredar los personajes de Emilio Boix sin que se nota, se ha de tener en cuenta como una magnifica muestra de la categoría como historietista de Martínez Osete, quien sin renunciar del trazo que le caracterizaba desde sus inicios, fue depurando su estilo hasta llegar a un grado de perfección formal muy elevado. Los personajes de Emilio Boix marcaron una inflexión importante en la trayectoria artística del autor.
No es un autor de temáticas rebimbombantes, ni de escenografías exageradas. Coges un tebeo, lo hojeas, y no encuentras ninguna viñeta espectacular. Por contra, observas que todo está en su sitio, perfectamente equilibrado, sin disonancias. Este es el más importante valor de Martínez Osete: su capacidad para mover con naturalidad sus personajes.
El dibujo puede parecer simple, infantil, pero estamos delante de un autor con una gran capacidad de síntesis y con un gran talento humorístico, que dibujó regularmente durante décadas. Las aventuras bélicas de Bob-Ayna y Pat-Acón de Martínez Osete, son unas de las historietas más hilarantes de la época, con unos gags excelentes fruto de un buen guión (muchos de ellos de Carlos Bech).

Manuel López


 

domingo, 4 de noviembre de 2012

La risa por MLP



 

 
La Risa, revista de Humor

Capitulo I



A modo de introducción

Bienvenido a este nuevo número de El Boletín. En el que les brindo la posibilidad de reencuentro con una de las publicaciones de humor más populares de los años 50: La Risa, aunque (en los distintos capítulos) sólo trataremos de la que se denominó como segunda época.
Tal vez usted no la conozca absolutamente de nada. Quizá nunca haya escuchado su nombre ni el de los dibujantes que colaboraron. Puede que nunca haya visto un sólo número de la revista, pero para el lector de las décadas señaladas, La Risa y muchos de sus colaboradores, son elementos de grato recuerdo.


Lo primero que debo decir para no dar lugar a equívocos, es que reconozco que siento cierta debilidad por algunos de los autores de La Risa, en concreto por los E. Boix, Martínez Osete, Ayné, Darnis, y algún otro que no relacionamos por no hacer interminable la relación de ellos.
La verdad es que no tengo muy claro de donde me viene esa predilección: ¿quizá por la trivialidad y sencillez de sus historietas o por el peculiar estilo de dibujo de sus principales colaboradores?. Analizando la cuestión con detenimiento, existen razones más que suficientes por las que deba destacarse a La Risa aunque aparentemente no difiera, en lo esencial de las características generales de algunas de sus compañeras: Jaimito, TBO, Paseo Infantil ……
Existe una serie de constantes en La Risa que no sólo sirven como denominador común para todo el material que aparece en el semanal, sino que además lo diferencia nítidamente de otro tipo de productos: Pulgarcito, Nicolás.Con toda esta disertación preliminar no pretendo sino resaltar que La Risa, a pesar de sus defectos, es un producto con suficientes puntos de interés como para justificar el acercamiento del lector.
Sobre análisis….
más o menos objetivos

Lamentablemente en nuestro país el término historieta ha quedado relegado, y casi maldito, a favor del extranjerismo cómic, fue en los años de la llamada Transición en las que para diferenciar el antes del después, y en un alarde de desmemoria histórica, se desterró el clásico término historieta para sustituirlo por el de cómic y tebeo por el más respetable de revista.
Quizá resulte repetitivo, pero quiero recordar que el punto de vista de mis reseñas son las de lector y no de profesional. Por ello, se intenta siempre respetar a los autores de los trabajos reseñados no cuestionando su profesionalidad, que es, para mí, altamente respetable.


 
En su contra puede estar el hecho de que este estilo de tebeos esté un poco fuera de lugar en la época actual, pero tampoco, pienso, es algo por lo que haya que rechazarlos
En mis colaboraciones para el Boletín, aparecen paulatinamente comentarios sobre aquellos tebeos que de una forma u otra me han marcado. Por lo que debe advertirse que todo es, obviamente, desde el punto de vista del que suscribe el artículo, y que, además, en este caso, la percepción del tebeo comentado puede verse seriamente afectada por la nostalgia o los recuerdos de otros tiempos, con lo que el análisis más o menos objetivo del mismo será matizado por dicha nostalgia, ya que cuando me embarqué en este trabajo, fue con la intención de recuperar y dar a conocer las historietas y personajes que recordaba de mi infancia y adolescencia.


La Risa,
Un tebeo popular
Algo, aparentemente, tan sencillo como unos dibujos impresos se ha convertido, hace ahora más de 100 años, en algo tan valioso como es la historieta. Durante estos más de 100 años, la historieta ha desarrollado la imaginación y la creatividad de miles de personas que sentían, y se sienten, identificados con este medio de comunicación.
 

En España los inicios de la historieta fue allá por 1904, en la publicación "En Petufet" de Barcelona y el suplemento de "Gente Menuda" del diario ABC en 1906. Algunas de las revistas, entre otras, más importantes han sido: TBO, Pulgarcito, Jaimito, DDT y Tío Vivo.
La historieta se convirtió en un género popular desde las páginas de las numerosas publicaciones específicas del género. Sus personajes, que protagonizaban las situaciones más dramáticas o ridículas, cautivaron a cientos de miles de personas.
Con estas líneas pretendo dar a conocer a una de esas publicaciones: La Risa y a algunos de sus colaboradores. Dibujantes que, la gran mayoría de ellos, son desconocidos por los lectores  de los tebeos actuales.La lectura, hoy, de esos cuadernos, nos remontan a las andanzas de nuestra juventud, de nuestras vivencias en uno de aquellos colegios de curas y esa experiencia, que casi todos hemos vivido, y que solía servir para conocer la mayoría de las cosas prohibidas. El descubrimiento del amor y el sexo de la forma en que la mayoría, de esa época, lo hemos hecho.
Finalizada nuestra Guerra Civil, poco a poco, se va configurando lo que será una época dorada, en cuanto a su aceptación, de las revistas de humor infantiles y juveniles y que duraría hasta mediados de la década de los 60. Las revistas de humor alcanzaron niveles de venta extraordinarios en esos oscuros años, en los que la historieta ejerció de catarsis amortiguadora de la afirmante y gris realidad que presidió la vida de grandes y pequeños.
En una época en que la censura impedía hablar de ciertos temas, fue quizá La Risa la revista cuyo humor fuera más blanco, sus personajes eran mucho más amables que, por ejemplo, los de Pulgarcito. Aún así, de tocar algún tema conflictivo, éste era desdramatizado mediante el humor.

La Risa, al igual que los Pulgarcito, Jaimito, Tebeo, etc., pertenece a la misma estirpe que esas publicaciones que, en uno de los momentos más críticos de nuestra historia, nos ofrecieron un humor desenfadado y siempre liberador. Quizá sea por eso, que en lo más recóndito de nuestras olvidadizas seseras, es donde se nos han colado esos tebeos; quizá sea esa la razón por la cual, para muchos, es parte de nuestro desarrollo sentimental, de nuestra ética y nuestra estética.
Muchas veces, es este árido y ya tan dilatado periodo que nos separa de los años 40/50, a lo largo del cual el tebeo infantil ha venido orientando y condenando sus preferencias con progresiva y alarmante monotonía, ora hacía la ñoñez ora hacía la violencia, nos hemos preguntado qué habría sido sin aquellos tebeos de humor.
Puedo decir, sin el menor asomo de retórica, que el reencuentro con algunos números de La Risa, me devolvió un tramo perdido de mi infancia, cuando acurrucado en el portal de cualquier escalera me sentaba a leer tebeos y cuentos y a soñar prodigios, a los siete, a los ocho, a los nueve años……
Durante más de dos décadas, la historieta gobernó en silencio los hábitos culturales de millones de españoles. La historieta, medio impreso de comunicación masiva por excelencia, se nos reveló como un instrumento de penetración que rebasó todos los lugares comunes, y que seguramente tuvo una capacidad de movilización semejante a la que el proyecto de la televisión privada ha instrumentado, hoy, en nuestro país.
El papel de la historieta en la vida cotidiana, la economía y los hábitos culturales de nuestro país tras la guerra civil, requiere, desde hace mucho tiempo, de mayor atención y análisis porque la historieta fue, para muchos, el único alimento cultural y de esparcimiento al que tuvieron acceso.
La historieta, pues, no fue solo ese mundo de humor, aventuras, romances, fantasías, violencia y melodrama que aparecía en las viñetas, sino que su fuerza se extendió a otros ámbitos. Lo que sí es claro es que no sólo se trató de un medio de "entretenimiento". Fue un medio que durante años, funcionó como opción ante la escasez de lugares de esparcimiento y recreación, que resultaba más económico que los libros.
Para entender este fenómeno cultural hay acercarse a él desprejuiciadamente. La mayoría de las opiniones que se vierten sobre la historieta se refieren al pobre contenido que éstas ofrecen. Habría que preguntarse: ¿por qué, estos contenidos? ¿De dónde y de quiénes venían? ¿Por qué se leyeron tanto?.
No tengo respuesta clara para esto, por eso vuelvo ahora a recuperar uno de los tebeos que leí, un tebeo que he hecho mío, que me proporcionó ilusión, esperanza y que me fue útil para la vida de un tiempo gris y autoritario, y que sea el lector actual el que saque sus propias conclusiones.
Cuando se escribe la historia de las publicaciones infantiles de humor, se tiende a seguir una especie de línea recta en la cual sólo caben las más directamente celebradas en el mundillo, y tiende a obviarse una inmensa corriente en absoluto desdeñable, de heroicas publicaciones desarrolladas -al menos en lo relativo a los años cuarenta/cincuenta- al margen de las emblemáticas Pulgarcito, Jaimito, TBO o Pumby. Se olvida, por ejemplo, LA RISA que llegó a conocer tres series distintas.
Y es una lástima, porque La Risa Infantil fue una de las más populares publicaciones que han existido en el panorama del tebeo patrio. Sin embargo, una serie de circunstancias la han relegado a un olvido, creo yo que interesado, de forma concienzuda y absolutamente injustificada, como si el hecho de haber funcionado durante años y (doscientos seis números) al margen de Bruguera-Valenciana hubiese sido un pecado mortal absolutamente imperdonable, causa de la pérdida de la Gracia Divina y, repito, un olvido sistemático que se traduce incluso en la práctica ausencia de reseñas escritas que acrediten su existencia. En efecto, encontrar un número suelto de La Risa es una tarea prácticamente imposible, y más aún en los cauces habituales.
En La Risa de la Editorial Marco colaboraron una pléyade grandes autores como Ayné, Boix, Martínez Osete, Darnís, etc., nombres que ya forman parte de la historia de la historieta española por derecho propio.
Entre la diversidad de temas que abordaron los mismos, el humor provocaría innumerables seguidores ávidos de ese momento de evasión que ofrece lo satírico y lo burlón, bordado de toques costumbristas y localistas muy allegados a lo que fueron las primeras historietas gráficas aparecidas en las primigenias publicaciones humorísticas, entendidas ya como tales, del panorama historietístico autóctono.
En la España franquista la desvalorización y desprestigio de la historieta por parte de los demás sectores de la cultura fue algo vergonzante. Esta intelectualidad, o pseudointelectualidad, sobre todo la relacionada con la literatura, consideró el género "bastardo", "infantil" (lo que revela un profundo desconocimiento del mismo) y "marginal", indigno siquiera de ser tenido en cuenta.Los dibujantes y guionistas nacidos en este suelo tuvieron que luchar contra eso y, además, con las limitativas presiones gubernamentales y de las editoriales y aún así, fueron alcanzando niveles cada vez mas estilizados de realización y un estilo propio, un estilo español, que convirtió a la historieta en un género popular desde las páginas de las numerosas publicaciones específicas del género. Sus personajes cautivaron a cientos de miles de personas.
El humor en España proliferó en aquellos tiempos llenos de dificultades A pesar de que el humorista era un ser casi marginado, salvo honrosas excepciones, las revistas de humor florecieron y se multiplicaron como los hongos sin esperar a tiempos mejores. El humor cumplió una gran misión social, como catarsis de los negros nubarrones que se cernían sobre el ciudadano medio, era la válvula de escape que transformaba la desesperanza en esperanza o, al menos, en serenidad.

De estos años han quedado excelentes logros en el campo de la historieta humorística. Estas historias suelen ser de corta extensión, una página o menos, excepcionalmente dos o tres páginas. Si en ocasiones sus temáticas no dejan de ser sencillas anécdotas de ambiente cotidiano, los dibujos alcanzarán un estilismo y gracia peculiares.
La Risa, una de las muchas revistas humorísticas para niños, se convierte en el gran éxito comercial de la Editorial Marco. Este enorme interés popular puede entenderse por diversas causas: ofrece a los lectores un amplio contenido de historietas, su precio es bajo, y como ya hemos señalado cuenta con un excelente elenco de autores. La Risa, sin caer en la vulgaridad, consigue distraernos y expansionarnos. Un algo superficial, fácil, alegre y chistoso
De unos años a esta parte se han reeditado una gran cantidad de tebeos, de grandes tebeos. No es algo espectacular No se trata de una bomba que haga que nos demos cuenta del gran potencial que tiene como medio la historieta clásica, algo que por otra parte está ya más que superado. No, se trata de algo mucho más sutil, está en un estadio menor, subterráneo casi. Pero se están recuperando muchos tebeos buenos y lo que es mucho más importante, de muy diversas temáticas.
Recuerdo cuando compraba tebeos. Recuerdo cuando los tebeos era nuestro único plato de esparcimiento y diversión. Puede parecer una tontería, pero somos muchos los lectores que, todo sea dicho, esperamos con avidez el que alguien se decida a reeditar esos semanarios. Eran unos tebeos estupendos y pusieron el listón muy alto, y muy pocos artistas actuales pueden rebasarlo o como poco igualarlo
Y es La Risa donde pudimos disfrutar del mejor trabajo de uno de los más dotados artistas del tebeo español, cuyo estilo fue evolucionando y perfeccionándose, a la vez que desarrollaba un lenguaje gráfico muy personal: Emilio Boix .Directamente nos adentramos en la narración, en la composición de la página y ahí es dónde brilla su genio. Las páginas de Boix son narrativas en toda su extensión, con un absoluto dominio del lenguaje gráfico, sorprendiendo en cada número.La lectura de las historias de Boix ha sido mucho más estimulante de lo que recordaba. El dibujo puede parecer simple, infantil, pero estamos delante de un autor con una gran capacidad de síntesis y con un gran talento humorístico.
Sus páginas desencadenan una serie de situaciones graciosas que llega a conseguir arrancarnos una risa sana, de estas que tan a menudo nos hacen tanta falta. Queremos más tebeos como este
No somos unos estudiosos o entendidos del genero para hacer afirmaciones. Nos limitamos a dejarnos llevar por nuestro instinto. Las gentes de nuestra edad hemos aprendido a leer con los Hipo, Monito y Fifí, Carpanta, Pumby, El guerrero del antifaz, Juan Centella o Roberto Alcázar y Pedrín y muchos otros.
Pero…. doctores tiene esta iglesia, como todas las iglesias, y yo me limito a expresar la admiración que me han suscitado estas páginas que ahora dejo en manos del lector; con la recomendación implícita de que tenga en cuenta como era el panorama español de los tebeos en la España Una, Grande y Libre; eran los años de la "autarquía económica, del intervencionismo estatal sobre literatura, cine e historieta".
Con el mercado negro funcionando a todo vapor. El racionamiento no se levantará hasta 1952. El turismo y los bikinis estaban muy lejos de la reserva espiritual de Occidente.
Cuando la historieta
española se pusode largo
Década de los 50. En ese marco, las revistas cómicas y de aventuras van afianzando su presencia en el mercado editorial. Ase multiplican las publicaciones con suerte diversa. El éxito de las historietas nacionales en detrimento de los tebeos particularmente norteamericanos y europeos aumenta la demanda de dibujantes y guionistas.
A finales de los años 60 empiezan a declinar las ventas. Y después: el silencio. ¿Qué había pasado? El auge de las importaciones agrede la producción local, incluyendo a la industria editorial, acción combinada con cierta modernización de la cultura basada en modelos universales de procedencia bien definida. Pero otro hecho clave vinculado estrechamente a lo anterior contribuye al retroceso del tebeo español: el avance de la televisión. A esta competencia arrolladora hay que sumarle la indiferencia y a veces el desprecio que sectores consumidores de cultura literaria sintieron por la historieta, a la que consideraban un género menor, reduciéndola a un divertimento para infradotados. Porqué, si divierte, si entretiene, no puede ser algo serio. Si lo lee todo el mundo, no puede ser bueno. Pero no es difícil adivinar por debajo de esta obsesión contendista, una profunda desconfianza por lo popular.
Hasta aquí, la historia, los datos anecdóticos. El tebeo (como el cine o la televisión) es, básicamente, el escenario de una mezcla. Una mezcla de géneros, estilos, recursos y estrategias, que no persigue, necesariamente, la obtención de un efecto estético, ni pretende circular como un valor, ni monumentalizarse como un fetiche.
Cada individuo tiene su edad de oro de la fantasía: el periodo de su desarrollo en el que entra en contacto con el mundo de la imaginación y que puebla con los mitos existentes en tal lapso de tiempo. Nuestra edad de oro se sitúa entre 1948 y 1958, con lecturas retrospectivas, lo que quiere decir que nuestros héroes eran "El Guerrero del Antifaz", "El Hombre de Piedra", "El Pequeño Luchador", "El Inspector Dan", "El Capitán Coraje", "Rayo Kit", "El Jinete Fantasma", “El Cachorro”, “El Capitán Trueno” etc., en medida bastante menor, "El Jabato", "Roberto Alcázar y Pedrín" …… Y en cuanto a semanarios "Pulgarcito", "Jaimito", "Nicolás", "La Risa", y el inmortal "TBO"
Debo confesar que la duda me asalta al afrontar la tarea que me he encomendado: Intentar la aproximación a una de las revistas infantiles que compitió con las populares "Pulgarcito" y "Jaimito": La Risa Infantil, una publicación que forma parte de una preciosa e irrepetible etapa del tebeo español. ¿He de escribir, a modo de reseña, un breviario crítico sobre lo que harían falta varios libros y documentados y sesudos estudios para desarrollarlos, cosa para lo que no tengo tiempo ni capacidad? Así qué me limitare a homenajear a esa revista y a algunos de sus personajes y autores en particular. Pese a la inmediatez de cada una de las reseñas de que se compone este número, con las historietas que se reproducen, podremos verificar, como ha señalado Jesús Cuadrado, que los autores de antaño, no hacían un chiste, hacían una página bestial que tenía un chiste, lo que hacían era un planteamiento gráfico, una puesta en escena salvaje, brillante, exquisita. Los clásicos dibujaban, sabían crear atmósferas.
El material exhibido ejemplifica el desarrollo de unas publicaciones, que tuvieron uno de sus niveles más interesantes de desarrollo gráfico en los años posteriores a la Guerra, y que crearon sus personajes más populares justo durante el periodo en que más se vieron constreñidas sus posibilidades creativas: la dictadura de Franco.
No creo que se pueda hablar de una publicación a recuperar, porque me gustaría pensar que nunca se ha perdido. Pero si es cierto que es un trabajo a descubrir por muchos, una muestra de lo que fue la historieta de los 40/60. Son unas historietas de humor, mucho humor.

Manuel López