sábado, 25 de mayo de 2013

Los artículos de Manuel López.

         
¿El Guerrero del Antifaz
      Culebrón?


 
¿El Guerrero del Antifaz culebrón? Sí, pero……… Ya está, ya he mencionado la palabra Culebrón. (Folletín). Sería relativamente fácil hacer un análisis del Guerrero del Antifaz desde ese punto de vista ya que el propio Manuel Gago debería admitir la evidente influencia de tal género, pero la verdad es que tendríamos una aproximación demasiado sencilla. Y por otro lado, me resisto a poner en le mismo saco a los culebrones sudamericanos o a Dallas y El Guerrero del Antifaz, por ejemplo. Y no es solo cuestión de la diferencia de calidad entre ellos: el medio y las circunstancias en las que surgen son absolutamente diferentes también.

- Las únicas coincidencias serian:
- La presencia de unos personajes más o menos entrañables con la capacidad de calar pronto en el lector/espectador.
- Una historia que lleva a dichos personajes a una situación limite.
- Una técnica narrativa basada en el mencionado uso del "suspense".
- Un argumento ramificado en función de los personajes principales.
- Su emisión/publicación de forma serializada (diaria, semanal, mensual, etc.)

¿Son estos aspectos lo que definen un culebrón o folletín? Si esto es así, culebrones son también El Fugitivo, la saga de Star Wars, los X-men,
El Capitán Trueno, o El Jabato y creemos que a poca gente se le ocurriría agrupar a estos trabajos bajo la misma etiqueta. Otros dirán que lo que hay en éstos son rasgos "folletinescos", pero resulta que tales rasgos ya aparecían en la literatura bastante antes del siglo XIX, el siglo folletinesco por excelencia. Por lo que quizá deberíamos pensar, que lo que se encuentra en El Guerrero del Antifaz son los elementos que desde siempre en cualquier medio y género han hecho una historia medianamente interesante. La relación entre el lector y la historia en El Guerrero del Antifaz tiende a ser mucho más estrecha que en otros cómics. Es muy difícil observar a los personajes a través de una lectura fría y distanciada ya que muy pronto se convierten en algo nuestro gracias a la extraordinaria habilidad para la caracterización que demuestra el autor. Creemos que pocas veces se puede encontrar tal compenetración entre dibujo y guión en lo que se refiere a descripción de caracteres.
Lo que para otros autores serian paginas y paginas de explicaciones, Manuel Gago lo solventa en poquísimas viñetas, y como para muestra un botón, pensemos en la introducción del Pirata Negro, Don Luis, El Halcón Negro o La Mujer Pirata, entre muchísimos otros; poco más de unas frases y la magia tiene lugar: son parte de la familia y les conocemos mejor que nadie. En un cómic con tal playade de personajes, esa economía es ciertamente de agradecer. Ciertamente, el riesgo inherente a esto es que los personajes se conviertan en arquetipos, sin ninguna capacidad de evolución, pero en el Guerrero, lejos de tal defecto tradicional en los folletines, todos los caracteres se mueven al ritmo de la historia, y en lugar de dejarse llevar por ella, en muchos casos la determinan. Un ejemplo evidente sería la dualidad presente en personajes como El Pirata Negro.
El relato no es que nos presente nada que no hayamos leído o visto muchas otras veces, la verdadera aportación que nos presenta El Guerrero del Antifaz está en el tratamiento de los personajes secundarios que se revisten de tal personalidad que en muchas ocasiones eclipsan la del personaje principal, aparte de un argumento muy bien llevado a través de un montaje memorable. En efecto, hay que destacar el admirable encadenamiento de las escenas al contrario de otras muchas historietas que muestran un estatismo exasperante. Todo ello apoyado por un dibujo sencillo y funcional, pero siempre cumplidor. Los decorados sencillos y aún en ocasiones inexistentes, pues, como ya se ha repetido hasta la saciedad, la importancia está en los personajes, sin que ninguno de los cuales presente posturas forzadas, ni caen ni desafían las leyes de la gravedad. En resumen, El Guerrero del Antifaz es una historieta que no se debería dejar de leer, cuyo único defecto sería el riesgo inherente a todas las historias serializadas (y de hecho sucedió en alguna ocasión), de perderse en el marasmo de las diferentes tramas abiertas por los muchos personajes que transcurren por ella. De todos modos, Gago supo salir adelante con todas ellas. Quizá, tras lo expuesto, al hablar de El Guerrero del Antifaz, deberíamos, al referirnos a su contenido, de que indudablemente contiene rasgos folletinescos pero… ¿podemos considerarlo un folletín?
 

Cortesía de Manuel López .
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario