miércoles, 14 de septiembre de 2016

031 Cantigas de Santa María. Villasirga

 





La gente, grande y pequeña, enferma y bien, visita la iglesia de Vila Sirga, cerca de Carrión para orar, recibir salud y hacer donaciones. Un granjero de Segovia perdió su vaca favorita. Muchas vacas en esa región estaban siendo mordidas o comidas por lobos.
Rogó a la Virgen que la protegiera, prometiendo dar a la Virgen el ternero que llevaba.
La vaca llegó a casa con seguridad y dio a luz a la ternera.
Después de que el ternero había crecido, el granjero trató de llevarlo al mercado para vender, pero se escapó.
El becerro entró en la iglesia dedicada a María y se detuvo ante su estatua. Luego fue a ser alimentado donde las bestias pertenecientes a la casa eclesiástica recibieron su ración.
Sin ser golpeado o empujado, el buey trabajó más duro que cualquiera de los otros animales. El granjero quedó asombrado al verla en Vila Sirga. Él divulgó noticias del milagro.

Texto galaico-portugués 

Villalcázar de Sirga

Los trabajos de limpieza e iluminación en la iglesia de Villalcázar de Sirga (Palencia) han dejado al descubierto diez cantorales del siglo XVI y un breviario romano del siglo XVIII de gran valor e importancia histórica, en muy buen estado de conservación.
 Un "importante hallazgo" que ha tenido lugar de forma casual, cuando se estaban realizando trabajos de limpieza e iluminación en el interior de la Iglesia parroquial de Santa María la Blanca de Villalcázar de Sirga, según ha informado en un comunicado la delegación de Patrimonio de la Diócesis de Palencia. Fue el párroco, Jesús Fernández Gutiérrez, quien descubrió los diez cantorales y el breviario dentro de unas alacenas que estaban empotradas en un arco de la antigua Capilla de Santiago, ha precisado la diócesis. Todos los cantorales están escritos en pergamino, son de gran tamaño, están ilustrados con letras iniciales mudéjares bellísimas, escritos a dos tintas (roja y negra) y la música gregoriana esta plasmada en pentagramas. Además uno de los cantorales tiene en las contratapas restos de otro más antiguo (posiblemente de los siglos XIV-XV) con notación musical aquitana, es decir, que todas las notas están escritas en la misma línea. Los diez cantorales tienen tapas de madera forradas con piel repujada y sus lomos son de cuero.

 Además están adornados con filigrana plateresca, cinco clavos protectores de bronce, y rematados por salvaesquinas del mismo material. Este importante grupo de cantorales contienen el oficio de las horas litúrgicas de las grandes festividades. Asimismo, ha aparecido un gran breviario romano del siglo XVIII, Asimismo, ha aparecido un gran breviario romano del siglo XVIII, editado en Madrid por el Impresor Real Joaquín Ybarra, con tapas de madera forradas en cuero, adornado con un gran clavo de bronce en el centro de la tapa, y conserva el cierre. Este breviario está fechado en 1782 y está embellecido con grabados de Joaquín Ballester a partir de pinturas del maestro Mariano Salvador de Maella. Según ha explicado la diócesis, que presentará este descubrimiento públicamente en la última semana de diciembre, los más ancianos del lugar tenían referencia de la existencia de valiosos cantorales en la Iglesia parroquial, pero se había perdido la memoria de su ubicación concreta. El motivo de por qué se guardaron en la alacena empotrada y en qué momento son datos que se desconocen, pero el hecho de almacenarlos en la antigua Capilla de Santiago ha podido ser clave para la buena conservación de "estas magnificas obras de arte", ha concluido la diócesis







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