miércoles, 23 de agosto de 2017

111 CSM. París







Esta es cómo un clérigo de misa, que servía a Santa María, murió en el río que viene por París, y, al tercer día, lo resucitó Santa María y lo sacó del río.
 "En todo tiempo hace el bien la Virgen que nos mantiene."
 No tiene tiempo fijo, ni para perdonar al culpado, ni para socorrer al cuitado, sino cuando lo ha menester.
 De esto os será mostrado por mí un preciado milagro que hizo en favor de un clérigo ordenado la muy llena de buen sentido.
 Pues el malhadado era, por sus pecados, tan dado a la lujuria que no cambiaba por nada. Y, sin embargo, rezaba con mucho ahínco las horas de Aquélla por quien Dios fue nacido en Belén para nosotros.
 Una noche fue a hacer el desaguisado y para ello, entró en un barco y pasó el Sena, que por París viene, pero no llegó a su destino, porque se volcó el barco y él se ahogó en el agua, antes de llegar al lado de acá. El había comenzado maitines y rezado un salmo.
Y, luego, después, fue fieramente atrapado por el demonio y cuando se hubo apoderado de él, su alma fue rápidamente al fuego para que penase desde entonces.
 Sin embargo, la Madre del honrado Jesucristo acudió a su llamamiento, y el osado demonio huyó en seguida, cuando Ella hubo resucitado al muerto, y lo sacó del río donde fue buscado, de una y de otra parte.
 Cuatro días se había estado sumergido y en el fondo, pero fue entonces sacado de allí por la que siempre tiene su socorro dispuesto para valer al que necesita ayuda. Sea por ello alabado su nombre. Amén.



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