sábado, 26 de enero de 2019

193 Cantigas de Santa María






Como Santa-Maria guardo de muerte a un mercader que echaron al mar por cogerle su haber.
 Sobre las honduras del mar yen las alturas de la tierra, tiene poder la Madre del que todo lo abarca. Y, de esto, os diré un grande y verdadero milagro que hizo Santa María, Madre del Rey justiciero, cuando el rey Luis de Francia pasó por primera vez a Túnez, con gran gente, en navios, para hacer guerra a los moros.
 Y, en una de las naves de la hueste, en la que iba mucha gente mala, iba un mercader que traía consigo grandes haberes, y porque había entrado solo, entre aquella compañía, pensaron en matarlo para dispendiar en la guerra el dinero que traía.
Y tomaron la determinación de echarlo al mar, y le pusieron una piedra atada a la garganta y dieron con él dentro (del agua).
 Pero lo socorría la Virgen, que nunca erró ni yerra. De modo que allí donde lo echaron, tan pronto hubo Ella llegado, lo guardó de tal forma que no sólo el mar no lo dañó, sino que ni siquiera se llegó a él; esto fue cosa probada; porque al que en Ella confía no le falta su merced.
 Cuando tal justicia hicieron, le fue entregado al mercader cuanto le habían cogido, al ser echado al mar, y, de allí en adelante, siempre sirvió de grado a la Virgen María, sin faltas.





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