miércoles, 31 de julio de 2019

215 Cantigas de Santa María


Campiña cordobesa ( Andalucía )




Ésta es de cómo Santa María protegió una imagen suya frente a los moros que querían destruirla y no pudieron.
 Es muy razonable que Jesucristo proteja una imagen de su Madre, Virgen santa coronada.
 Sobre esto voy a contaros un gran milagro que hizo en la frontera Santa María, la Señora por excelencia, durante la segunda algara de Abu Yusuf no la primera-, cuando tantos estragos causó, porque los cristianos, en esta ocasión, se hallaban desprevenidos, y él, con sus barbudas huestes, se infiltró sigilosamente y devastó poblados y castillos, derruyendo, por nuestros pecados, muchas iglesias.
 Y, para escarnio de nuestra fe, llevábanse las campanas y expoliaban los altares hasta dejarlos
 Un día invadieron La Campiña y arrasaron una aldea cercana a Martos, destruyendo su iglesia, que estaba consagrada a la Virgen Santa María, llevándose de ella una imagen suya, que transportaron a su campamento, donde, sentados en consejo, decidieron destrozarla: desenvainaron sus espadas y uno de ellos descargó un sablazo sobre el brazo de la imagen y le cortó un buen trozo, pero Dios no consintió en verla así escarnecida e hirió a aquel moro haciéndole perder súbitamente el brazo, del que cayó la espada.
 Los otros moros, al ver esto, dieron grandes voces y pusiéronse a lapidar la imagen con muchas piedras que trajeron y le lanzaron desde cerca, pero no consiguieron romperla, por lo que acordaron quemarla en el acto.
 La echaron en un fuego muy fuerte, donde pasó dos días, pero Aquel que en Babilonia preservó el horno a Ananías, al niño Misael y también a Azarías, guardó del fuego a la imagen, que no sufrió ningún daño.
 Así que la sacaron de las llamas y, reunidos en consejo, acordaron arrojarla al río con una gran piedra atada al cuello, pero cautelosamente para que no se divulgara lo sucedido. Y la tiraron así en una profunda poza circular, pero Santa María no consintió en que se hundiera.
 Los moros, al ver esto, comprendieron la gran virtud que poseía y la sacaron del agua, llevándola sin demora al lugar donde se hallaba el rey de Granada, quien tuvo por gran maravilla lo ocurrido, ordenó gratificar de su peculio a quien se la había traído y mandó transportarla hasta Granada, donde dispuso que unos cristianos se la llevaran al rey de León y de Castilla y le refiriesen todo lo que había ocurrido con ella, pero sin revelar, por nada del mundo, quién se la enviaba.
 Así hicieron, viajando sin demora a Segovia donde se hallaba el rey, al que entregaron la imagen de la Reina Virgen, santa y gloriosa, y el cual mandó que la envolviesen en seguida en ricos paños de los que allí tenía. Y dispuso también que la guardaran muy bien en su capilla, y mostrarla a las gentes para que consideresen cuántas vejaciones había sufrido y cómo había de ser vengada derrotando a aquella caterva de moros.






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