Una vez, cuando algunos hombres construían la iglesia de Villasirga, una banda de moros atacó el lugar.
Los hombres huyeron a Carrión, dejando la iglesia desprotegida. Los moros comenzaron a destruir la iglesia, pero no importa cuánto lo intentaron, no pudieron dañarla ni mover una sola piedra.
Además, la Virgen les hizo perder la fuerza de sus extremidades y la vista de sus ojos. Los moros impotentes fueron sacados de allí. La gente, al escuchar las noticias, elogió a la Virgen por defender su iglesia.
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