Un barco, propiedad del rey de Portugal, señor de Alenquer, quedó atrapado en el río Morabe cerca de Azemmour.
El capitán y la tripulación se defendieron de un ataque de los moros, pero no pudieron zarpar porque no había viento. Estuvieron varados allí durante tres meses. El capitán reunió a los hombres y les dijo que debían ofrecer un regalo a la Virgen.
Solicitó donaciones. Aseguró a su tripulación que la Virgen haría brotar un viento. Dijo que podrían colgarlo de cabeza del mástil si ella no lo hacía. Cada uno de los hombres aportó algo para un cáliz que se ofrecería a la Virgen del Puy.
El capitán ordenó a la tripulación que preparara el barco para zarpar. Tan pronto como se hizo el voto, el capitán ordenó que se desplegaran las velas. El mar subió, se levantó un viento y el barco salió del río.
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