sábado, 16 de enero de 2021

283 Cantigas de Santa María


 

Un día predicó un sermón, advirtiendo a la gente que no fuera a Terena ni hiciera ofrendas allí. Amenazó con excomulgar a cualquiera que se atreviera a ir allí en la fiesta de la Virgen en agosto. Mientras decía estas cosas, se le torció la boca a tal punto que no podía hablar ni cantar la misa, solo balía como una cabra. 
Además, sus extremidades quedaron paralizadas por lo que quedó enraizado en el lugar. Esto sucedió porque había despreciado a la Virgen. 
 Todos alabaron a la Virgen y la temieron aún más a partir de ese momento. El sacerdote se arrepintió y se recuperó. Hizo una ofrenda en Terena.










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