viernes, 26 de diciembre de 2008

SER MAESTRO

Una especie en extinción.

SER MAESTRO
Puede decirse que nací en una escuela. Mi padre era maestro de escuela en un pueblo del Goiherri. En las mañanas de invierno, antes de entrar los alumnos, me encargaba llenar de leña la estufa que se encontraba en el centro de la clase.
Ser maestro es una facultad excepcional, que se desarrolla en algunos seres humanos.
La experiencia conseguida con los años, y enriquecida con los aprendizajes obtenidos en el curso de su práctica, son los mejores indicadores de si ésta facultad ha sido desarrollada o no.Quien es maestro, deja huella, trasciende entre sus dirigidos. .
Se es maestro cuando se orienta, cuando se conduce, cuando con amor se acompaña; cuando se comprende al otro y se ayuda a que éste entre en el camino que es. Ese camino que ya el maestro caminó. El maestro no marca el ritmo a seguir, sabe esperar a los torpes y lentos, son sus preferidos.
No es maestro el que transmite conocimientos. . No es maestro, quien queda contento por que su alumno, o alumna le dijo al pie de la letra la lección, la tarea, el examen..
Quien es maestro, cree que el aula, la clase, el tiempo de relación con ellos, con ellas, no tienen como fin tratar el tema que se planifica y que el programa manda tratar. Cree firmemente que ese espacio, ese momento puede ser cambiado para contar una experiencia personal en la que los niños vean que su maestro también ha sido un niño. .
El verdadero maestro tiene el don de la elocuencia, sabe hechizar con sus palabras, dejar a un lado el tema que pide la programación, y transportar a sus alumnos a mundos desconocidos, estrellas lejanas. Tiene la facilidad de palabra, la improvisación en los labios, la fantasía en sus ojos. Después, los despierta de su hipnotismo con una amorosa palmada y les dice : ¡ Niños, al recreo !
! El maestro es un ser excepcional. Sí, lo reafirmo ¡ Y algunos se preguntan el por qué de ello. He aquí algunas de las razones:
Es un ser especialmente sensible, su sensibilidad no es igual a la de los demás.
Es especialmente comprensivo. Su comprensión va más allá de los hechos que observa. Es capaz de involucrarse de “meterse” en las posibles causas y consecuencias de los hechos; y así mismo, visualizar alternativas para mejorar lo observado. Sabe esperar, sabe tener control sobre si mismo y sobre el que aprende.
Es tolerante. No se irrita ante un avión de papel que cruza la clase. Sabe sacarle punta a ese hecho. Y así dice :” Esto me recuerda una historia. Cerrad los libros y escuchar” Esto le permite entender qué le sucede a quien está jugando, por donde se debe encaminar para conducirlo por el sendero adecuado. No pregunta a un alumno porque llega tarde ni lo castiga .Conoce su mundo, sus preocupaciones, sus ensoñaciones.
El maestro acompaña. El maestro sabe tomar distancia, sabe acercarse y cuando retirarse.
Son muchas más las cualidades que podría seguir mencionando en el perfil del verdadero maestro, más quiero cerrar este escrito con intenciones de reflexión, con un valor que considero contiene a todos los demás. El amor.
El verdadero maestro se ama, por tanto ama a los demás. Al experimentar amor, siente las necesidades del otro, de quien está aprendiendo, lo que lo lleva a dar lo mejor de sí para ayudar a que el que aprende cubra sus propias necesidades
Como hay amor en sus venas en sus células, en todo sus ser, cada acto que realiza lo hace de la mejor manera posible; entiende que no tiene cabida hacerlo de cualquier manera , pues el maestro por ser modelo, no puede ser modelo de mediocridad
Amor y maestría constituyen una llave inseparable, se nutren mutuamente. El amor construye lleva al bien; el ser maestro también. El que ama tiene esperanza, el maestro espera, 10 meses, dos años, cuatro diez, para ver sus obras. La esperanza en él permanece.Se siente motivado, porque lo que hace mueve al mundo, pues los niños son los que moverán el mundo, y esos seres un día estuvieron en sus manos.

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