domingo, 25 de octubre de 2009

" PADRE PATERA " Un milagro en el Estrecho.


«Voy vestido así a casi todas partes. Me ayuda interiormente. El hábito y la cruz te aportan fuerzas, no te dejan rendirte ante las adversidades.» En la foto, con Amuenze, de 11 meses.

Ha rescatado del océano a más de 500 mujeres africanas con sus hijos o embarazadas, ha llevado a decenas de parturientas al hospital y ha sido como un padre para 200 niños. El sacerdote Isidoro Macías se quita mérito, aunque hasta la revista Time lo ha incluido entre sus héroes. Frente a los que lo critican por no respetar la Ley de Extranjería y atender a los `sin papeles´, es tajante: «La única ley es la del amor y ésa no me la he saltado jamás».
Ya le pueden poner radares al mar, como puertas al campo, que la desesperación no entiende de fronteras. La última oleada de pateras, con el buen tiempo de este cálido otoño, se ha cobrado nuevas víctimas. Ocho muertos y veinte desaparecidos frente al islote de Perejil. Y ya van 20.000 desde que el mar devolviese los primeros cadáveres de inmigrantes a las playas de Tarifa en 1983. «Demasiada tragedia, demasiada tragedia...», murmura Isidoro Macías, de 64 años, en la casa de acogida Virgen de la Palma de Algeciras. Nuevas rutas se han añadido a la tradicional del estrecho de Gibraltar: primero, desde Mauritania hasta Canarias; ahora, también de Argelia a Murcia, Valencia y Andalucía oriental. Y siguen llegando mujeres, casi todas embarazadas o con niños, en la creencia equivocada de que tener un bebé les da automáticamente el visado para quedarse en Europa. No es así. Pero lleguen en patera, cayuco o a bordo de balsas de juguete hay algo que no cambia: Isidoro Macías, si puede, les echará una mano. Y podrá, vaya si podrá... La fe mueve montañas, como a él le gusta decir. Por algo lo llaman el `padre patera´.
Lo han criticado por no respetar la Ley de Extranjería, que prohíbe acoger a inmigrantes sin papeles. Macías se defiende. «De leyes no entiendo mucho. Además, las cambian cada poco. La única ley que me sirve es la del amor y ésa no me la he saltado jamás.» No obstante, la Policía lo deja hacer. E incluso lo ayuda. Recuerda que cuando empezaron a llegar las primeras mujeres en patera, hace nueve años, eran los propios agentes los que las llevaban al hogar de acogida de los franciscanos, para que no tuviesen que compartir cama con los hombres en cualquier polideportivo. «Y si algún día me detienen y me llevan a la cárcel, iré con mucho gusto. Rezaré y hasta puede que me saque una carrera. Como cristiano no puedo hacer otra cosa.»
Macías no hace proselitismo ni intenta convertir a las personas a las que ayuda. «Yo no predico. Sólo actúo con el ejemplo. ¡Aunque alguna sí se ha convertido!» Y cuando lo comparan con la Madre Teresa de Calcuta, se siente abrumado. «Ella es santa y a mí me falta mucho. Se trata de vivir el Evangelio, no sólo predicarlo, y si alguien dice que tiene hambre o sed, alimentarlo y darle de beber.» Además, derrocha un gracejo andaluz que le impide darse importancia. Le gustan la sencillez y las cosas claras: «Como San Juan de la Cruz le dijo a Santa Teresa: seamos tú y yo buenos y habrá dos pillos menos».

DE LA REVISTA XL SEMANAL.

1 comentario:

  1. Tuve la ocasión de conocer a esta maravillosa persona hace unos años en Arcos de la Frontera, donde le rendimos un bonito homenaje donde niños de diferentes colegios ataviados como personas provenientes de distintas partes del mundo (China, Camerún, Bolivia,Rusia, etc.)interpretaron con instrumentos escolares las respectivas músicas de sus países representados. Fue un acto muy emotivo y sentimental. El Padre Patera se llevó un grato recuerdo.

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