domingo, 18 de octubre de 2009

Un lenguaje simplemente gigantesco


El estudio del lenguaje en sí de Jesús, aparte del contenido, ha demostrado ser fascinante. Sólo por su sencillez, su síntesis y su sentido de lo que es vital- signos de la gran literatura religiosa-, las palabras de Jesús serían inmortales. Pero este apenas es el comienzo. Sus palabras conllevan una extravagancia que los hombres eruditos, acostumbrados a la importancia del juicio equilibrado, son incapaces de dar.
La pasión que encierran movió a un poeta a acuñar una palabra esencial para el lenguaje de Jesús : “ gigantesco”. Si tu mano te ofende, córtatela. Si tu ojo se interpone entre tú y lo mejor, arráncatelo. Jesús habla de camellos que pasan por el ojo de una aguja, de gente que melindrosamente quita mosquitos de su bebida pero que no nota los camellos que pasan por sus gaznates. Sus personajes deambulan con vigas que les salen de los ojos, buscando pequeñas briznas de paja en los ojos de los demás. Jesús habla de gentes cuyas vidas exteriores hieden como cuerpos en descomposición. Este no es un lenguaje utilizado con fines retóricos. El lenguaje es parte del mensaje mismo, impulsado por sus propias urgencias.

Otra característica llamativa del lenguaje de Jesús era su estilo de invitación. En lugar de decirle a las personas lo que tenían que hacer o que creer, las invitaba a ver las cosas de manera diferente, confiando en que si lo hacían su conducta cambiaría en conformidad. Esto requería trabajar con la imaginación de la gente más que con su razón o su voluntad. Si los oyentes habían de aceptar su invitación , el lugar al cual eran invitados tenía que parecerles real.Por tanto, dado que la realidad con la que los oyentes estaban más familiarizados consistía en cosas concretas. Jesús empezaba con esas cosas. Hablaba de semillas de mostaza y de suelo rocoso, de sirvientes y amos, de bodas y vino. Estas cosas concretas dieron a us enseñanzas un viso de realidad : él hablaba de cosas que formaban parte de los mundos de sus oyentes. Pero cuando ya había avanzado mucho, cuando ya provocaba en ellos el impulso de asentir, entonces Jesús dirigía ese impulso dándole a su trayectoria un asombroso giro subversivo. La frase “ impulso de asentir “ es importante, porque su significado más profundo es que Jesús situaba la autoridad de sus enseñanzas no en sí mismo ni en el Dios apartado, sino en los corazones de sus oyentes. Mis enseñanzas son verdad, decía en efecto, pero porque ( contra todo convencionalismo ) vuestros propios corazones así lo atestiguan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario