Historia del tebeo español . I parte

EL TEBEO HEROICO.

Todo empezó antes de la guerra civil, concretamente en el mismo año 1936 en que estalló ésta. Desde un tiempo antes, la editorial Molino de Barcelona publicaba la revista “ Mickey “ que, además de las historietas de Walt Disney, había introducido en el país ciertos comics realistas americanos de éxito ( Terry y los piratas, Annie Rooney, Jim el Temerario, Ming Foo). A su vez, la editorial Hispano Americana de Ediciones, también de Barcelona - sucursal española de la italiana Del Vecchi- a través de obras como “ Aventurero”, “Yumbo” y “ La revista de Jim Tyler”, se dedicó de forma más intensa a la importación y traducción de historietas de aventuras del otro lado del Atlántico, con series y personajes que han quedado aquí como clásicos.

Pues bien, precisamente en 1936 una y otra editorial decidieron recopilar las aventuras de algunos de los personajes que aparecían en sus revistas en entregas semanales. Molino lo hizo con Jim el Temerario , que es como se llamaba entonces aquí a Jungle Jim, cuyas aventuras se publicaron en dos volúmenes apaisados encuadernados con tapa dura, quizas los primeros álbumes , en el sentido moderno e importado del término, que se editaban en España. La Hispano Americana, por su parte, creaba la colección “ Grandes Aventuras “ en la que se incluyeron entonces en cuatro cuadernos de gran formato ligeramente apaisado, historias aventureras de Flash Gordon, Tim Tyler, cuando aún se llamaba así, El Agente Secreto X-9 y la Radio Patrulla, y se anunciaban otros más que no llegaron a aparecer.

Parece que fueron estos últimos los primeros “ tebeos de aventuras “ o “ cuadernos de aventuras “ españoles, reproduciendo sin embargo historietas extranjeras que no estaban destinadas a esta forma de publicación. Es lógico, por ello, que las correspondientes portadas hubieran de ser encargadas a dibujantes anónimos del país que, imitando más o menos acertadamente el estilo del autor de los comics originarios, representaban algunas escenas del interior del tebeo en composiciones propias. En dos de ellos, -los correspondientes a Flash Gordon y Tim Tyler- no deja de observarse cierto sabor camp como consecuencia de la incorporación del estilo rudimentario y poco seguro del anónimo portadista.

Si estos tebeos monotemáticos de aventuras anteriores a la guerra fueran los primeros, todos los demás debieron nacer a partir de los últimos meses de 1939. Desde el principio fue en San Sebastián donde se imprimieron todas las revistas partidistas de la zona franquista, quizá porque allí funcionaban los únicos talleres gráficos válidos de la zona para estos menesteres. Y allí mismo, en San Sebastián, la Editorial Española, en 1939, antes o después de acabar la guerra, publicó una serie de tebeos, también ligeramente apaisados, pero de tamaño inferior a los anteriores, en cada uno de los cuales se desarrollaba una historia completa de aventuras o de humor que firmaba J. Canellas Casals, con la rémora de los textos impresos a pie de imagen, sistema que resultaba ya totalmente arcaico en aquellos años. La verdad es que sus características externas a la “prensa del Movimiento “, pero en definitiva no dejaban de ser una especie de antecedente de los después llamados cuadernos de aventuras.

Realmente la eclosión de los tebeos monotemáticos de aventuras tuvo ya terminada la guerra en 1940, quizá por aquello de que las épocas de depresión social son propicias al desarrollo de la cultura popular porque los ciudadanos necesitan más que nunca evadirse de la triste realidad de un modo sencillo y sin complicaciones, necesitaban algo que avivase su fantasía y que les transportase a lugares imposibles para olvidar lo que está sucediendo a su alrededor. Los tebeos eran un medio de evasión, casi el único para los adolescentes que en sus ratos de ocio sólo podían, además de mirar tebeos, escuchar la radio, ir al cine o leer novelas populares.
Y en 1940, como avanzadilla de la ola de tebeos que iba a producirse en la década que estaba a punto de comenzar, la editorial El Gato Negro- la futura Bruguera-, siguiendo la pauta marcada por los editores de anteguerra, publicó en forma de cuadernos monográficos algunas de las aventuras que había incluido por episodios en las revistas que editaba en la época anterior, en “Shirley Temple”, en “Aventuras”, en “Camaradas”, todas ellas debidas a las ya entonces cultivadas habilidades de Salvador Mestres que fue quien dibujó también las magníficas portadas de los álbumes de una espectacularidad sólo superada por el mismo años después.

SALVADOR VÁZQUEZ DE PARGA