¿ Podría preguntarse cómo es que la omnipotente Naturaleza nos ha rehusado los mejores sentidos posibles, como diría Leibniz ? ¿ Por qué no nos ha otorgado un sentido eléctrico, ni un órgano destinado a captar las ondulaciones invisibles y el flujo de los electrones y protones ? ( rayos X, emanaciones de la materia radiactiva, etc..) ¿ Cómo dada su altísima sabiduría, no ha previsto tampoco la extraña curiosidad humana por desentrañar los misterios de la vida y del mundo sideral, abasteciéndonos de aparatos semejantes al telecospio y microscopio ?
Si el genio creador de la vida se dignase respondernos, acaso diría : " Yo os otorgué los órganos sensoriales indispensables a la defensa y conservación de la existencia, atendiendo a los conflictos más comunes ; pero si deseáis penetrar profundamente en el arcano del Universo no estáis totalmente desarmados. A este fin os he concedido algo más precioso que todas las excelencias sensoriales ( oído, vista, etc..) ; un cerebro privilegiado, órgano soberano de conocimiento y de acción, que sabiamente utilizado, aumentará hasta lo infinito la potencia analítica de vuestros sentidos. Gracias a él, podréis bucear en lo ignoto y operar sobre lo invisible, esclareciendo en lo posible los arcanos-vedados al hombre vulgar- de la materia y de la energía. Y vuestras potencialidades inquisitivas distan mucho de haberse agotado, antes bien crecerán incensamente, tanto, que cada fase evolutiva del homo sapiens revestirá los caracteres de la nueva humanidad ".
Santiago Ramón y Cajal, Premio Nobel de Medicina.
Madrid , 25 de Mayo de 1934
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