Toma cuerpo en Francia un movimiento para suprimir las calificaciones en Primaria. Quieren evitar «la selección por el fracaso»
Desmotivadoras, las malas notas son vividas como una sanción y no aportan nada a un posible progreso del alumno». La frase, demoledora, forma parte de las reflexiones puestas por escrito por la AFEV, una asociación de voluntarios y estudiosos que luchan contra las desigualdades en los barrios populares de Francia, y que ha sido firmada por 20 personalidades como el antiguo primer ministro Michel Rocard, el psiquiatra creador del término de resiliencia infantil (la capacidad de sobreponerse a situaciones traumáticas) Boris Cyrulnik, el director del Instituto de Estudios Políticos de París, Richard Descoings, o la secretaria general de Cuadernos Pedagógicos, Patrice Bride. Argumentan que las notas favorecen la «estigmatización de los alumnos y la selección por el fracaso».
¡Que levante la mano quien no haya padecido la angustia de tener que presentar un boletín escolar salpicado de suspensos! ¿A que se acuerdan todavía de la zozobra de aquellas horas?
Pues bien, entre nuestros vecinos toma cuerpo la idea de acabar con las temidas calificaciones en la escuela francesa, una institución, dicen los precursores de la iniciativa, «históricamente dirigida hacia la selección». «Hoy ese modelo es un obstáculo para elevar el nivel de estudios y para superar los desafíos surgidos por la democratización de los estudios superiores», señalan las veinte personalidades que han signado el manifiesto de la AFEV.
Los promotores de la propuesta aseguran también que esa obsesión por las calificaciones «estigmatiza a los alumnos», les encierra «en una espiral de fracaso» y «no aporta nada para un posible progreso... toda vez que la confianza en uno mismo es indispensable para el éxito escolar».
Como ejemplo aducen que en Finlandia, país que encabeza las clasificaciones internacionales en educación (como corrobora cada año el informe Pisa), los alumnos son evaluados por primera vez con nueve años, aunque aún entonces no se les pone ninguna cifra como calificación. Es sólo a partir de los once años cuando los estudiantes finlandeses reciben sus primeras clasificaciones. «Llamamos a suprimir las notas en la escuela elemental, que debe ser la escuela de la cooperación y no de la competición», apuntan . Y eso que, en numerosos colegios del modelo francés, los escolares (hasta 6º) son evaluados sobre la «adquisición o no de competencias», es decir, sobre sin son capaces o no de realizar operaciones matemáticas, comprender y redactar textos...
Es cierto, reconocen los impulsores de este adieu a las calificaciones, que la evolución de las leyes francesas hace que «no se refuerce a la nota como sistema de evaluación. Pero ante la urgencia de aportar respuestas concretas a la cuestión del sufrimiento infantil, llamamos a la supresión de una nota inútilmente selectiva en la escuela primaria», argumentan.
Sólo 144 días de clase
Francia está también inmersa en un amplio debate sobre la organización del tiempo escolar. Los franceses, 64,7 millones de personas, se cuestionan si los horarios escolares y los periodos de vacaciones responden a las necesidades de la familia y a las exigencias sociales. Recordar que, hace dos años, el Gobierno francés implantó la semana escolar de cuatro días en la enseñanza primaria. La consecuencia directa de esa decisión es que los escolares franceses son de los que más horas de clase tienen al año (914, frente a la media europea de 762), en menos días (144, cuando la media de la OCDE es de 184). «Tenemos unas jornadas escolares sobrecargadas», sostiene el ministro de Educación Nacional Luc Chatel. Las agendas y programas de clases de los alumnos se convierten así en una mezcla entre 'gyncana', maratón y rompecabezas.
En Francia el curso escolar comenzó el 1 de septiembre (el 2 en Primaria, ya que los miércoles no hay clase) y finalizará el 1 de julio. En medio tendrán cuatro periodos de vacaciones (Todos los Santos -del 23 de octubre al 3 de noviembre-, Navidad -18 de diciembre a 2 de enero-, Invierno -la famosa semana blanca, del 12 al 27 de febrero- y primavera, del 9 al 25 de abril). En estos dos últimos periodos, las fechas varían en cada una de las tres zonas en que se ha dividido el país para evitar congestiones.
Para evaluar las consecuencias de esa decisión, desde el Gobierno se impulsa una amplia encuesta nacional. Las primeras impresiones de los expertos apuntan a la ampliación de estos periodos vacacionales. Georges Fotorinos, de la llamada Conferencia Nacional sobre Ritmos Escolares, propone abrir otro paréntesis en torno al Primero de Mayo. Oh! La joie de vivre...
¡Que levante la mano quien no haya padecido la angustia de tener que presentar un boletín escolar salpicado de suspensos! ¿A que se acuerdan todavía de la zozobra de aquellas horas?
Pues bien, entre nuestros vecinos toma cuerpo la idea de acabar con las temidas calificaciones en la escuela francesa, una institución, dicen los precursores de la iniciativa, «históricamente dirigida hacia la selección». «Hoy ese modelo es un obstáculo para elevar el nivel de estudios y para superar los desafíos surgidos por la democratización de los estudios superiores», señalan las veinte personalidades que han signado el manifiesto de la AFEV.
Los promotores de la propuesta aseguran también que esa obsesión por las calificaciones «estigmatiza a los alumnos», les encierra «en una espiral de fracaso» y «no aporta nada para un posible progreso... toda vez que la confianza en uno mismo es indispensable para el éxito escolar».
Como ejemplo aducen que en Finlandia, país que encabeza las clasificaciones internacionales en educación (como corrobora cada año el informe Pisa), los alumnos son evaluados por primera vez con nueve años, aunque aún entonces no se les pone ninguna cifra como calificación. Es sólo a partir de los once años cuando los estudiantes finlandeses reciben sus primeras clasificaciones. «Llamamos a suprimir las notas en la escuela elemental, que debe ser la escuela de la cooperación y no de la competición», apuntan . Y eso que, en numerosos colegios del modelo francés, los escolares (hasta 6º) son evaluados sobre la «adquisición o no de competencias», es decir, sobre sin son capaces o no de realizar operaciones matemáticas, comprender y redactar textos...
Es cierto, reconocen los impulsores de este adieu a las calificaciones, que la evolución de las leyes francesas hace que «no se refuerce a la nota como sistema de evaluación. Pero ante la urgencia de aportar respuestas concretas a la cuestión del sufrimiento infantil, llamamos a la supresión de una nota inútilmente selectiva en la escuela primaria», argumentan.
Sólo 144 días de clase
Francia está también inmersa en un amplio debate sobre la organización del tiempo escolar. Los franceses, 64,7 millones de personas, se cuestionan si los horarios escolares y los periodos de vacaciones responden a las necesidades de la familia y a las exigencias sociales. Recordar que, hace dos años, el Gobierno francés implantó la semana escolar de cuatro días en la enseñanza primaria. La consecuencia directa de esa decisión es que los escolares franceses son de los que más horas de clase tienen al año (914, frente a la media europea de 762), en menos días (144, cuando la media de la OCDE es de 184). «Tenemos unas jornadas escolares sobrecargadas», sostiene el ministro de Educación Nacional Luc Chatel. Las agendas y programas de clases de los alumnos se convierten así en una mezcla entre 'gyncana', maratón y rompecabezas.
En Francia el curso escolar comenzó el 1 de septiembre (el 2 en Primaria, ya que los miércoles no hay clase) y finalizará el 1 de julio. En medio tendrán cuatro periodos de vacaciones (Todos los Santos -del 23 de octubre al 3 de noviembre-, Navidad -18 de diciembre a 2 de enero-, Invierno -la famosa semana blanca, del 12 al 27 de febrero- y primavera, del 9 al 25 de abril). En estos dos últimos periodos, las fechas varían en cada una de las tres zonas en que se ha dividido el país para evitar congestiones.
Para evaluar las consecuencias de esa decisión, desde el Gobierno se impulsa una amplia encuesta nacional. Las primeras impresiones de los expertos apuntan a la ampliación de estos periodos vacacionales. Georges Fotorinos, de la llamada Conferencia Nacional sobre Ritmos Escolares, propone abrir otro paréntesis en torno al Primero de Mayo. Oh! La joie de vivre...
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