miércoles, 21 de septiembre de 2011

DIEGO VALOR por Manuel López.




DIEGO VALOR por MLP.




Aunque escribir una crítica reseña decente, y sólo eso, parezca en principio un trabajo fácil y algunos lo hagan parecer tarea sencilla, la realidad nos demuestra que la cosa es algo más complicada de lo que se preveía. Escribir una buena crítica está sólo al alcance de unos pocos escogidos que gozando de un cierto estilo, tienen muy claros ciertas
premisas básicas. El crítico se enfrenta al tebeo con varios retos ante él, ya que hay muchos factores diseminados a lo largo del camino que pueden hundir la empresa.
Antes incluso de ponernos a intentar escribir una crítica, tenemos que pensar en algunos aspectos de está. ¿Porque deseamos escribirla? ¿A quien va dirigida? ¿Que tipo de crítica pretendemos hacer?
Nuestra afición a escribir sobre tebeos no ha nacido por generación espontanea, sino que ha recorrido un camino más o menos largo desde lectores pasivos, activos, y por fin fans. La primera pregunta es retórica por supuesto, este no es el lugar adecuado para argüir los motivos o preferencias para llevar adelante semejante acto, pero al menos debemos poder discernir el impulso que nos mueve a comentar para bien o para mal un tebeo, sea por lo mucho que lo disfrutamos, padecimos, lo indiferente que nos dejó o quizá por la obligación contraída con alguien, factor este que suele tener una amplia cuota de influencia.
Antes de abordar la concepción de una crítica debemos saber quienes nos leerán, no es lo mismo tener una columna en una revista de información general, que en un diario o en un fanzine especializado. Cada uno tiene un tipo de público que en el algún caso se puede mezclar pero que evidentemente no se puede tratar de la misma forma.
La última pregunta ¿cómo debemos enfocarla? No es lo mismo pretender simplemente informar de como es un tebeo sin hacer juicios de valor que catalogarlo, es decir ponerle una "etiqueta", y aquí es donde comienza el berenjenal donde sin darnos cuenta nos hemos metido.
Así que intentaremos contestar a las preguntas que planteamos: ¿Porque deseamos escribirla? Sencilla y simplemente porque nos apetece recordar a la que fuera una de las más celebradas series de ciencia-ficción de la historieta española, y creemos que ahora que se cumplen los 50 años de su aparición es el momento idóneo. A quien va dirigida? A todos cuantos están interesados en nuestro tebeo de posguerra. ¿Que tipo de crítica pretendemos hacer? Una cosa es el tipo de crítica que pretendemos hacer y otra es la que nos salga.


La aventura radiofónica de Diego Valor
Antes de que los receptores de la televisión se convirtieran en los reyes de los hogares, teníamos la radio…
La radio cubría un más amplio espectro genérico: concursos, sermones morales, consultorios, música en directo, corridas de toros y en las horas de mayor audiencia…. Las radionovelas,
verdaderos programas estrella de la época, seriales melodramáticos (antecedentes del moderno culebrón) diseñados expresamente para un publico femenino y que fue el género más exitoso de la Edad de Oro de la radiodifusión española en las décadas de los 40 y 50.
Otros temas gozaron también de gran popularidad, como el género policiaco: Taxi Key o El Criminal nunca paga y el western con Dos hombres buenos. Pero la más recordada por la chiquillería de los años 50 fue una serie de ciencia-ficción: Diego Valor
Diego Valor, El héroe del espacio protagonizó un serial de la Cadena SER que se prolongaría por cuatro temporadas, desde finales de 1953 hasta junio de 1958, con los títulos de Diego Valor, Diego Valor y el Príncipe Diabólico, Diego Valor y el Misterio de Júpiter y Diego Valor y el Planeta Errante. Fueron un total de 1200 episodios, que se emitían a las doce del mediodía, en su arranque, para continuar al poco a las siete y cuarto de la tarde, inmediatamente después de Dos hombres buenos.
En 1950 se inició en nuestro país la publicación de la revista de narrativa gráfica británica Eagle, que obtuvo una excelente respuesta por parte de los lectores. De todas las series aparecidas en la publicación, la que alcanzó más popularidad (tenía honores de portada) era Dan Dare, Pilot of the Future, protagonizada por un coronel de la Flota del Espacio, en lucha contra el tiránico gobernante de Venus: Mekon. Creada por Frank Hampson que, además de un notable dibujo, contaba con un cuidado trabajo de documentación con la creación de unos convincentes escenarios. Tal fue su éxito, que Radio Luxemburgo inició en Julio de 1951 hasta mayo de 1956, una adaptación radiofónica.
Adaptado a los gustos nacionales, Dan Dare se convierte en Diego Valor y Como era habitual en la época, Diego Valor era un español nacido en el año 2000 y también era militar, eso sí, con menos graduación que Dan, si éste era Coronel Valor se quedó en Comandante. Adquiridos los derechos por los responsables de Radio Madrid, el serial se convirtió de inmediato en un éxito multitudinario
Valor, héroe admirado por toda la humanidad, emprende viaje a Venus.
Entre los miembros de la tripulación hay una mujer, Beatriz Fontana, una mujer inteligente y capaz (científico y piloto espacial), quien comparada a otras heroínas del tebeo de aquellos años, resulta excepcional ya que su protagonismo adquiere visos de con los varones de la tripulación y aún con el mismo protagonista y aunque, como era de esperar, su relación con él, acabará en idilio amoroso.
A su llegada al planeta Venus, los viajeros terrestres se encontrarán con tres razas: los brutales wiganes (de color verde), quienes liderados por el Gran Mekong, dominan prácticamente el planeta; los artiles, más inteligentes (sic) pero poco dotados para la guerra, que resisten con dificultad los intentos de conquista por parte de los wiganes, que pretenden extender al Universo entero; los atlantes, tercera raza de origen terrestre, sometidos a la esclavitud por los wiganes.
Como es de suponer, Diego Valor se pondrá del lado de los artiles y con su colaboración (no hay nada como un hombre de la Tierra, y si es español mejor) conseguirán derrotar a los wiganes tras una gran batalla en la Luna. Pero sus hazañas no se detendrán ahí y el comandante Valor aún tendrá que correr posteriormente muchas más aventuras por nuestro Sistema Solar...
Los guiones del programa y de los cuadernillos eran obra de Jarber, seudónimo de Enrique Jarnés. Para la sintonía se utilizaba un himno compuesto ex profeso por Rafael Trabuchelli y música de Prokofiev, El amor de las tres naranjas. El primer actor que interpretó a Diego Valor fue Eduardo Lacueva, sustituido pronto por Joaquín Peláez, su voz definitiva. El papel de su amada Beatriz Fontana corrió a cargo de Juanita Ginzo, en un principio, seguida por Alicia Altabella y María Romero. Los restantes personajes fueron interpretados por Javier Dastis, Fernando y Daniel Dicenta, Encarnita Plana, María Jesús Cuadra, Rafael Fúster, Julio Montijano y Mario Moreno, entre otros actores de Radio Madrid.
La buena acogida de los oyentes posibilitó el traspaso del personaje a otros medios: los tebeos, un efímero programa de televisión y varias temporadas de teatro, con el propio Eduardo Lacueva como primer actor
La versión en historieta fue publicada por la Editorial Cid, empresa relacionada con la SER, dibujada por el tandem Adolfo Álvarez Buylla y Bayo (seudónimo de Braulio Rodríguez), y constó de 124 números; la segunda, de 1957, sólo tuvo 44 números y es obra de Buylla y Jano, con el autor original, Jarber.
Diego Valor, Beatriz Fontana, Portoles y Laffite: personajes que nos hicieron soñar en los años 50 y que ahora hemos querido recordar. Continuara
M. López

Bibliografía consultada:
BAREA, Pedro, La estirpe de Sautier. La época dorada de la radionovela en España (1924-1964). El País-Aguilar, col. Visto y Leído. Madrid, 1994.
DELHOM, J. M., NAVARRO, J., Catálogo del tebeo en España (1915-1965). Club de Amigos de la Historieta. Valencia, 1980.
VÁZQUEZ DE PARGA, Salvador, Los cómics del franquismo. Ed. Planeta, col. Textos. Barcelona, 1980.

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