IRANZO Y PANCHO COLATE
El acertado estilo caricaturesco de Iranzo para con los personajes, es lo que le da esa libertad a la hora de abordar los gestos y acciones de los mismos y en el momento de tratar algunos aspectos de la narración. Los dibujos son muy dinámicos, con gran profusión de líneas cinéticas, lo que produce una gran sensación de movimiento, todo esto unido al uso habitual de onomatopeyas y otros recursos narrativas similares convierten a las escenas de persecuciones o de peleas en algo digno de ver y de admirar que recuerdan más a una película de cine cómico que a una narración escrita.
Si bien es cierto que podemos considerar Pepe Colate como una obra menor de Iranzo, no es menos cierto que conlleva todas las connotaciones del particular humor de este autor, dándonos una lección de dominio del encuadre de cada una de las escenas, poniéndolo con habilidad al
servicio de la fluidez narrativa. Los seis cuadernillos de Pepe Colate están revestidos de una considerable dosis de absurdo, por lo demás habitual en toda la obra de su creador.
Pancho Colate aún tratándose de una obra menor, tiene elementos de interés y a su realización no le falta, desde luego, habilidad. Iranzo es un excepcional historietista. Como ya hemos dicho, Pancho Colate puede considerarse una obra menor pero, indudablemente, no es una obra mediocre.
Es a través de sus tebeos como llega a comprender que estábamos ante una de las personas más creativas de la historieta española de todos los tiempos. El sainetesco humor de Iranzo y su originalidad dentro del tebeo autóctono es una página que todavía está por estudiar.
En resumen, una obra divertidamente entretenida y que se lee con agrado
Manuel López
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