viernes, 13 de julio de 2012

FLECHA NEGRA por MLP

 

                                  MEMORIA  SENTIMENTAL
EN   BLANCO  Y  NEGRO

La historieta en España, nunca ha sido considerada como algo medianamente serio; jamás ha suscitado la curiosidad de la intelectualidad ni ha habido estamento institucional alguno que haya tenido interés en su estudio, conservación y difusión, y ello a pesar de que constituyó una poderosa industria en nuestro país, que dentro de nuestra posguerra jugó un importante papel en el devenir social.



Finalizada nuestra incivil guerra, la historieta gráfica adquirió gran importancia en España como medio de evasión. Una de las primeras publicaciones, y con un gran contenido ideológico, fue Flechas y Pelayos, seguiría Chicos una de las más exitosos y recordados tebeos de la época.
En Chicos se dieron cita algunos de los más importantes autores de la historieta Española: Freixas, Nadal, Blasco, Iranzo, etc.  
Pero los auténticos protagonistas del tebeo de posguerra y durante más de dos décadas fueron, indudablemente, los, hoy, míticos héroes de papel de la historieta española: El Capitán Misterio de Freixas, El Guerrero del Antifaz de Gago, El Cachorro de Iranzo, El Jinete Fantasma y El Capitán Trueno de Ambrós. Sin olvidarnos de Roberto Alcázar y Pedrín de Vaño. Éstos fueron algunos de los principales protagonistas de la historieta de aventuras
Allá por los 60 el tebeo netamente español hubo de codearse con la invasión, una vez más, del Príncipe Valiente de Foster, Flash Gordon, Rip Kirby, Jim de la Jungla de Raymond; también con el Hombre Enmascarado, Cisco Kid y Mandrake. Todo un batallón, que unidos a "Superman" y "Batman", y Walt Disney comenzaron a arrinconar la historieta propia.
Pero los auténticos protagonistas del tebeo de posguerra y durante más de dos décadas fueron, indudablemente, los, hoy, míticos héroes de papel de la historieta española: El Capitán Misterio de Freixas, El Guerrero del Antifaz de Gago, El Cachorro de Iranzo, El Jinete Fantasma y El Capitán Trueno de Ambrós. Sin olvidarnos de Roberto Alcázar y Pedrín de Vaño. Éstos fueron algunos de los principales protagonistas de la historieta de aventuras
Allá por los 60 el tebeo netamente español hubo de codearse con la invasión, una vez más, del Príncipe Valiente de Foster, Flash Gordon, Rip Kirby, Jim de la Jungla de Raymond; también con el Hombre Enmascarado, Cisco Kid y Mandrake. Todo un batallón, que unidos a "Superman" y "Batman", y Walt Disney comenzaron a arrinconar la historieta pr  
El heroísmo patrio trascendió a otros ámbitos reforzándose con una acalorada defensa por parte de sus benefactores más directos. La Iglesia disfrutó de un púlpito muy dinámico que, sin duda, le permitió disponer en la pantalla de aquellas historias que circularon paralelamente a otros productos de papel que se comercializaron en la larga posguerra. En Forja de almas (1943), Eusebio Fernández Ardavín relata la biografía del padre Andrés Manjón, fundador de la Escuelas del Ave María a finales del siglo XIX; en una línea similar a la que se mostró a san Ignacio de Loyola en El capitán de Loyola (1948), de José Díaz Morales. Pero más determinante fue el sacrificio y la contrariedad que dominó el mundo del misionero, ese personaje que en tierras muy lejanas luchó contra todo tipo de contrariedades –el hombre, la Naturaleza- y se convirtió en una de las figuras más relevantes del apostolado católico, y que arraigó sobremanera –con admiración y emoción- en la sociedad española (La manigua sin dios, 1947; Aquellas palabras, 1948).

En el seno de propio conflicto bélico español, las autoridades del bando franquista comprendieron necesaria la aplicación de unas normas censoras en aquellos ámbitos que consideraban prioritarios: el político, castrense, religioso y pedagógico. Para su cumplimiento se crearon una serie de organismos –que estaban formados, como no podía ser menos, por representantes de la administración, militares, eclesiásticos y de enseñanza- que, sucesivamente, fueron marcando las líneas de actuación de una industria que, ineludiblemente, se vio abocada a trabajar con unos condicionantes asumidos por la mayoría y esquivados por unos pocos.
No es pues de extrañar que la idea principal que se sostuvo en la diversidad de tebeos producidos a lo largo de los años cuarenta, encerró un halo de heroicidad que asumieron, en las situaciones más diversas, teniendo como guías los referentes históricos, el honor, el patriotismo, la exaltación de los valores más arraigados en la sociedad que nacía con otros bríos.
Y todo ello, a través de argumentos dramáticos, de comedias, en sus más diversas variantes, y de adaptaciones literarias, con lo que se consiguió alejarse de una realidad que sumió a la población en una inquietud anímica y económica sobrecogedora.

Sólo con el fallecimiento de Franco, la libertad de expresión volvió a estar presente en el mundo del tebeo autóctono. Con todo, y pese a estar libres de medidas inquisitoriales, no nos hicieron olvidar a sus antecesores. Siempre recordaremos aquellos tebeos que tantas y tantas horas nos ofrecieron de ensoñación y fantasía épica, con aquellas aventuras en las que el protagonista lucha contra un antagonista. Las peripecias eran sencillas y quedaba bien diferenciada la trama principal de los episodios secundarios y los que los temas más frecuentes eran: La reconquista de lo perdido: la madre encuentra al hijo, el rey reconquista el trono, etc. La persecución y liberación final: la figura del malvado actúa en la historia como perseguidor de la víctima, pobre mujer raptada o prisionera, hasta que las fuerzas del bien o el valeroso héroe logran rescatarla.
Pero vayamos a la Edad Media… Los caballeros "sin miedo y sin reproche" de la Edad Media, siempre dispuestos a defender damas en peligro, a "desfacer entuertos" y a llevar la justicia allí donde no la hubiere, fueron los héroes favoritos de mi infancia y adolescencia.
El aspecto clásico de sus páginas no debe engañarnos. Las páginas de FLECHA NEGRA nos hablan de alguien que domina los recursos que vuelven fluida y creíble La narración.
El estilo de Boixcar muy personal, se basa en una técnica sencilla con grandes contrastes entre blanco y negro, con gran idealización de las figuras y perfecta diferenciación entre los diversos personajes de la historia que se cuenta.
La galería de personajes de la colección es de lo mas conseguido de FLECHA NEGRA, pero el acierto definitivo, lo que la convierte en algo especial es el desarrollo perfecto de una narración en forma de comic.
Boixcar forma parte de ese grupo de autores que contribuyeron al ¡¡Boom!! De la historieta autóctona en las décadas que van de los 40 a los 60. Debería existir un consenso generalizado
que considerara a este autor como uno de los grandes maestros de historieta posbélica, Boixcar nunca defraudaba a sus lectores entregando páginas tan excelentes como las de esta serie.

Un trabajo, de cualquier forma, imprescindible, modélico, lleno de personajes memorables, en el que además comprobamos hasta que punto Boixcar fue un excelente dibujante. Releer FLECHA NEGRA ha sido una gozada a la par que un recordatorio de bastantes episodios de mi niñez que estaban ligados a este personaje.

Manuel López

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