Salamanca
Un mercader fue a Salamanca a comerciar en la feria.
Era su costumbre servir a la Virgen fielmente y ayunar con rigor.
En la víspera de sus fiestas, ni siquiera comía verduras o pescado.
Siempre solía ofrecer velas en las iglesias dedicadas a la Virgen.
En Salamanca, hizo que su sirviente trajera dos grandes velas que había traído de Toledo.
Los había encendido y protegido para que no salieran.
La Virgen los dejó salir, pero luego los hizo quemar de nuevo.
EN SOL MAYOR (G)
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