miércoles, 27 de septiembre de 2017

121 Cantigas de Santa María




Un caballero juró hacer una guirnalda de rosas para la Virgen todos los días. Prometió que si no encontraba suficientes rosas, diría una Ave María para cada una de las que falta y así completaría la guirnalda. Hizo lo que prometió, encomendándose a la Virgen y colocando las guirnaldas en su estatua. Un día, cuando estaba cabalgando por un valle, encontró a sus enemigos. Estaban montando caballos, pero él estaba en su viejo palafrén. Desmontó y, arrodillándose, oró a la Virgen. Justo cuando estaban a punto de matarlo, lo vieron rodeado por una luz celestial. También vieron a una doncella ayudando al caballero a hacer una guirnalda de rosas. Los hombres eran impotentes para dañar al caballero y decidieron dejarlo solo. Se dieron cuenta de que sería serio "hacer guerra a la Madre de Dios". Se fueron. El caballero no era consciente de la visión, pero se le dijo lo que la Virgen había hecho. Su amor por la Virgen aumentó y él habló del milagro en muchas tierras.




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