domingo, 22 de octubre de 2017

124 Cantigas de Santa María






Cómo Santa María salvó a un hombre a quien apedreaban de morir hasta que confesó, porque ayunó la víspera de sus días festivos.
 "Al que se priva de lo que le gusta por amor a la Virgen, siempre le mostrará la bendición que le dará más adelante".
 Con respecto a esto, les relataré un gran milagro que escuché de quienes lo vieron. Lo dijeron como te diré ahora.
De acuerdo con lo que aprendí, Santa María lo realizó en la tierra que está cerca de ambos mares, la grande que rodea la tierra y la otra llamada Menor (El Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo). Santa María, Madre de Nuestro Señor, hizo esto por un hombre. Aquel que oiga esto, se complacerá en ayunar durante su día de fiesta en marzo (La Anunciación), como este hombre lo había hecho durante mucho tiempo.
 Debido a que fue a Jerez y Sevilla más de una vez cuando pertenecían a los moros, fue acusado y arrestado porque había ido allí sin órdenes. Fue condenado incondicionalmente a morir por lapidación porque cometió este crimen.
 Mientras lo golpeaban, llamó a la Reina espiritual, diciendo: "Oh, mi señora, ayúdame, ya que has ayudado a los que creen en ti con todo su corazón. Por lo tanto, no me dejes morir sin confesión y sufrir este martirio , porque siempre confié en ti ".
 Entonces los que lo estaban matando dijeron: "¿Por qué es que no importa cuántas piedras arrojemos no podemos matarlo?" Entonces, el que había ordenado que mataran al hombre les dijo que lo golpearan con una jabalina y luego le cortaran la garganta.
A pesar de todo eso, él no murió y siguió diciendo: "Por el amor de Dios, tráiganme aquí un sacerdote para que pueda declarar todo lo que hice mal, porque no expió mis pecados". Cuando hicieron esto, él dijo: "Amigo mío, siempre traté de servir a Santa María, a la que nunca fallará ni a quienes la sirvan". Al decir esto, murió.
 Confiamos en que Dios recibió su alma. Tan pronto como murió, su barba comenzó a crecer, porque ese mismo día se había afeitado la barba en Alcalá de Guadaira. Yació así durante mucho tiempo, créame, porque ni el pájaro ni la bestia se lo comerían. Santa María, la Señora que nos guarda y nos guardará para siempre, hizo esto en su gran misericordia.



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