viernes, 5 de octubre de 2018

177 Cantigas de Santa María



En Aragón había un buen hombre que servía fielmente a su señor. Algunos calumniadores difunden mentiras sobre él. Su señor, sin molestarse en descubrir la verdad, ordenó arrancar los ojos del hombre.
 Después de que los ojos del hombre habían sido apagados, él pidió que los conservara y se dirigió a un cirujano. Le pidió al cirujano que pusiera los ojos atrás y el médico lo hizo. Luego el hombre fue a Salas para pedirle a la Virgen que lo sanara y perdonara sus pecados.
 La Virgen lo curó de inmediato. Era imposible detectar su lesión.




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