lunes, 15 de octubre de 2018

178 Cantigas de Santa María





Esta es de un niño de Alcaraz que su padre diera una mulilla y se le murió, y la encomendó a Santa María de Salas y se levantó sana.
 "La que hace resucitar a un hombre muerto, sin falla, puede hacer que viva cualquier animal muerto."
 De esto, mostró la Madre del Salvador un milagro muy grande por un niño que era hijo de un labrador; y, cuando lo oigáis, tendréis placer en ello y loaréis a la Virgen que trabaja por nosotros.
 Al labrador le había nacido, como he aprendido, en su casa, una mulilla muy bonita, que en seguida se la dio a su hijo, halagándolo mucho, diciendo: "Este regalo de esta mulilla es para ti, y he de darte para ella cebada y paja."
 El mozuelo creyó esto y le agradó tal don y, desde entonces, cuidó bien de la mulilla cuanto pudo; pero una noche se le murió, y por esta razón, para que el hijo no supiera nada, se lo llevó el padre al campo donde labraba.
Pero la madre, que quedó en casa, cogió luego aquella mula muerta y llamó a su criado y se la mandó desollar, pensando sacar cinco sueldos y algunas monedillas más por la venta del cuero.
 Estando ellos en esto, llegó del campo el labrador, y el niño, que vio que desollaban su mula, dijo a grandes voces: "Dejad estar mi mula, porque yo la di ya a Salas, y estoy seguro de que me valdrá." La mulilla tenía ya desolladas las dos patas traseras, y la madre le dijo a su hijo: "En verdad que tienes seso de chiquillo, porque darle cosa muerta a la Virgen es como si no le dieses nada."
 Al niño no le importó lo que ella le decía, pero se desciñó el cinturón y midió bien la mula e hizo un cirio que ardiese ante la que tiene voz ante Dios en pro de los culpados y lucha con el demonio. Enviado el cirio, revivió la mulilla.
Cuando esto vio el niño, recibió una gran alegría, y le dio entonces de comer, y la mulilla comió, y todos loaron a la Virgen a la que Dios dio ventaja sobre todos los otros santos. Por ello roguémosle a fin de que nos guarde en este mundo de desgracias y de otros males, y que nos dé en el otro la vida espiritual, y quebrante al demonio que siempre es nuestro contrario.







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