viernes, 4 de octubre de 2019

224 Cantigas de Santa María



Había un hombre en Beja que era mayordomo del rey. Estaba triste porque no tenía heredero, pero luego su esposa quedó embarazada. Ella dio a luz a una hija, pero el bebé estaba desfigurado; su brazo, en lugar de colgarse, estaba unido a su costado.
 Los padres del bebé pensaron que ella había nacido así por sus pecados y estaban muy tristes. Cuando la niña tenía un año, se enteraron de los milagros realizados en Terena y se unieron a un grupo de peregrinos que iban desde Beja. Cuando se acercaban al santuario, el bebé murió. La llevaron al cementerio.
 A la mañana siguiente, después de que se dijera una misa, la niña volvió a la vida. Cuando la desenvolvieron de su sudario, los peregrinos vieron que su brazo había sido sanado. Todos dieron gracias a la Virgen y la gente de Beja y otras aldeas hicieron generosas ofrendas.












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