Villasirga (Palencia)
Un conde francés intentó ingresar a la Iglesia de la Virgen de Vilasirga. Sus caballeros entraron al edificio, pero el conde no pudo porque no había confesado todos sus pecados.
La gente trató de empujarlo a la iglesia, pero la sangre fluyó de su boca y nariz. El conde se arrepintió e hizo su confesión. El conde entró en la iglesia. La gente, presenciando el milagro, se regocijó.
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