sábado, 24 de agosto de 2019

218 Cantigas de Santa María







Ésta es de cómo Santa María curó en Villasirga a un mercader de Alemania que había sido hombre muy honrado y rico.
"Es de razón contar los milagros de la Señora que ampara a los desvalidos.
" Sobre esto, un milagro muy hermoso hizo en Villasirga la Virgen Madre de Dios, glorioso Rey, que, entre los muchos milagros nobles y muy preciados que obra, resulta conmovedor.
 Había en tierra alemana un mercader honrado, muy rico y bien relacionado, que, a causa de una enfermedad, resultó muy mal parado, pues se le paralizaron ambos costados y le quedaron contrahechos pies y manos; durante mucho tiempo sufrió estas deformaciones, que, además, le costaron tanto dinero que acabó arruinándose y pasando necesidad.
 En esta situación se enteró de que iba a ir a Santiago una gran romería de gente de su tierra y fue a pedirles el favor de que le dejasen ir con ellos, petición que les resultó muy embarazosa, pues, por un lado, veían su grave enfermedad, pero por otro su gran pobreza; finalmente apiadáronse de él y acordaron llevarlo; hicieron unas andas para transportarlo y emprendieron el camino a Santiago, adonde llegaron tras penosas jornadas, pero, por sus pecados, Dios no quiso que sanase, así que emprendieron el regreso con él a cuestas, y al llegar a Carrión vieron que, encima, se había quedado ciego, por lo que decidieron dejarle allí, si bien continuaron con él hasta Villasirga por entender que era mucho mejor sitio que aquel otro para dejarlo bajo cuidados.
 Le llevaron, pues, a la iglesia, ya que no se atrevían a seguir adelante con él por temor a que muriese, y allá quedó desvalido el infeliz, mientras los otros proseguían su camino. Pero la Madre del que convirtió el agua en vino tuvo piedad de él y escuchó los alaridos que profería llamándola "Gloriosa" mientras lloraba a raudales. La muy preciosa Virgen los oyó y le curó, dando prueba de su gran poder, del que quedaron maravillados todos cuantos estaban allí.
 Luego, a los pocos días, partió para su tierra por gracia de la que nunca niega su merced. Y cuando llegó a ella no obró neciamente, no, sino que contó el milagro obrado por la que media para que Jesucristo, Señor del perdón, nos perdone. Y ¿qué más hizo? Pues volvió a ganar buenos dineros y tornó a Villasirga para ofrecérselos a la Virgen que nunca defrauda a los necesitados.







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