sábado, 31 de agosto de 2019

219 Cantiga de Santa María






Algunos maestros escultores vinieron a Siena para tallar un púlpito de mármol blanco para el obispo de la catedral.
 Tallaron muchas escenas narrativas en el púlpito, e imágenes de la Virgen y el Niño, y del diablo. Hacían que el diablo se viera feo, pero como el mármol era blanco, no parecía tan terrible como podría haberlo sido.
La Virgen decidió modificar el retrato del diablo y convirtió el mármol blanco en "negro como el alquitrán", para que pareciera feo y asqueroso. Cuando la gente, reunida para la misa, vio que el demonio se había transformado, comenzaron a reír.
 El obispo ordenó a uno de sus hombres que lavara y raspara la imagen, pero no se pudo limpiar. El obispo, al darse cuenta de que era un milagro, se postró ante el altar y pidió perdón a María. Se disculpó por ordenar que se tallara la figura del demonio junto a la imagen de la Virgen.










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