Saldaña ( Palencia)
Había un niño sordomudo en Saldaña que estaba siendo criado por el noble don Rodrigo, quien mantenía la tierra para el rey y había jurado a su servicio.
Un día, don Rodrigo decidió ir a Vilasirga y se llevó al niño con él. Cuando llegaron, le indicó al niño que durmiera frente al altar.
A la mañana siguiente, durante la misa, la lengua del niño comenzó a aflojarse y sus orejas se abrieron. Al final de la misa, podía escuchar y hablar bien.
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