Decid, ay, trovadores, a la Señora de las señoras, ¿por qué no la loáis?
Si sabéis trovar a la que os trajo a Dios, ¿por qué no la loáis?
A la Señora que da vida y plena es de bienes, ¿por qué no la loáis?
A la que nunca nos miente y siente nuestras cuitas, ¿por qué no la loáis?
A la que es más que buena y por la que Dios perdona, ¿por qué no la loáis?
A la que nos conforta en la vida y en la muerte, ¿por qué no la loáis?
A la que hace vivir a quien muere y nos socorre, ¿por qué no la loáis?
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