Esta és de como Santa María socorrio a un niño de Segovia que cayó desde un sobrado muy alto, y no se hirió porque dijo: "Santa María, Váleme"
Dios hay un gran poder en la jaculatoria popular: "ay, Santa María, valedme" cuando se dice en cualquiera de las cuitas.
Porque es una gran virtud y piedad y merced socorrer sólo por una jaculatoria a quien cree mucho en Ella; porque, al estar con su Hijo, todo lo sabe y lo ve, por lo que a quien la invoca aquí no le falta su misericordia.
Y acerca de esto os contaré un milagro suyo muy hermoso que mostró con gran poder en Segovia, como pude comprobar en verdad, a un hijo de Diego Sánchez, un caballero que sé moraba en la ciudad y que de ella era natural.
Este tenía un hijo que amaba más que a sí mismo; y un día cuando estaba jugando, como supe, encima de un sobrado muy alto, cayó desde alli de espaldas, con la cabeza hacia abajo y fue a caer en la cal.
El ama que lo criaba acudió al ruido del golpe donde había caído el niño, e inmediatamente el padre; de igual modo la madre, quien lo amaba muy cordialmente, más que a otra cosa como hijo suyo que era.
Creyendo que estaba muerto, fueron a recogerlo.
Pero cuando se dieron cuenta, lo vieron estar en pie jugando y riendo, y le preguntaron si estaba herido o se sentía mal.
El contestó: "No, porque al caer invoqué a la Madre de Dios, quien me acogió rápidamente en sus brazos; y si esto no hubiera sido así, os juro por San Mateo, que ahora estaría deshecho como la sal en el agua."
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