Ésta es de cómo Santa María libró a un monje del poder del demonio que le tentó.
"A quien fia de todo corazón en la Virgen, Ella le guarda del demonio y de sus tentaciones."
Sobre esto voy a decir un milagro muy hermoso que hizo Santa María; lo encontré escrito en un libro, con otros más, y lo mandé copiar; de él hice esta cantiga, como sigue:
Había en un convento un fraile muy enfermo, al que todos daban por muerto sin remedio, y de no haber sido por la Virgen,
Reina espiritual, el demonio se habría llevado su alma al infierno.
Antes de que muriese le mostró una senal sobre una puerta, a la que se quedó mirando fijamente; un fraile que le acompañaba le preguntó porqué lo hacía, insistiendo en que se lo dijese.
Pero el enfermo no respondió en seguida, sino que empezó a proferir palabras atropelladas, como un desesperado, retorciendose, para terminar confesando, muy triste y dolido, que todas sus buenas obras no le iban a servir de nada, que entendía que lo mismo le habría dado obrar mal que obrar bien.
Su compañero, cuando dijo esto, le explicó que eso era, sin duda, obra del demonio, que le estaba atemorizando para hacerle desesperar, pero que si se avenía a rezar unos versículos a la Virgen gloriosa, el diablo felón no tardaría en alejarse de él.
Le enseñó los versículos y el monje los rezó muy aprisa; el demonio huyó de su lado y ya no volvió a verlo jamás. Veréis por qué: porque aquellos versículos a la Virgen decían así: "Socorredme, Señora, con tu gracia que
Tú eres madre de la piedad; por eso guardame aqui del diablo colmado de traición."
Y al terminar de decirlos se echó a reir y preguntó a los otros frailes: "¿No veis venir a la Virgen gloriosa? Quiero irme con Ella."
Y a continuación se confesó ante todos, sinceramente arrepentido de su anterior desconfianza, y comulgó. Luego les pidió que le incorporasen en el lecho y, más tarde, que le pusieran en el suelo, y allí entregó su alma a Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario