domingo, 8 de noviembre de 2009

Bhagavad Gita . El dilema de Arjuna


El hinduismo

Si se me preguntara bajo qué cielo la mente humana ha meditado con profundidad acerca de los problemas más grandes de la vida y ha encontrado , para algunos, soluciones que bien merecen la atención hasta de aquellos que han estudiado a Platón y a Kant,habría de señalar a la India. Y si me preguntase a mí mismo de qué literatura podemos nosotros, que nos hemos nutrido casi con exclusividad de los pensamientos de los griegos y los romanos y de una raza semita, la judia, extraer el correctivo más necesario para que nuestra vida sea más perfecta, más amplia, más universal, de hecho, una vida más verdaderamente humana, de nuevo habría de señalar a la India.

El 16 de Julio de 1.945, en la profunda intimidad de un desierto de Nuevo México, tuvo lugar un hecho que quizás sea el más importante del siglo XX. Culminaba allí una reacción en cadena de descubrimientos científicos que se habían iniciado en la universidad de Chicago y que se había concentrado luego en el “ Emplazamiento Y “ de Los Álamos. La primera bomba atómica fue, como se dice, un éxito.
Nadie había sido más eficaz para este logro que Robert Oppenheimer, director del proyecto de los Álamos. Alguien que lo observaba de cerca aquella mañana nos ofreció la siguiente descripción : “Se ponía más tenso a medida que transcurrían los últimos segundos. Apenas respiraba. Se agarró a un poste para sostenerse. Cuando se oyó la voz de “ahora” y se vio aquel tremendo estallido de la luz, seguido del profundo estruendo de la explosión, la expresión de su cara fue de un alivio enorme”. Valga esto para el aspecto externo. Pero lo que pasó por la mente de Oppenheimer en aquellos momentos, como él mismo recordó más tarde, fueron dos líneas de la Bhagavad Gita en las cuales Dios dice :
Me he convertido en la muerte, la devastadora de mundos ;
en espera de esa hora en que esté a punto su destrucción


Houston Smith. Historia de las religiones.

1 comentario:

  1. Siempre me ha parecido raro que los que inventan, diseñan y conciben armas nunca son considerados una especie de asesinos.

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