viernes, 9 de octubre de 2015

He andado muchos caminos- Manuel Rodríguez




Además de los rudimentos de cultura intelectual y del profundo amor a la Naturaleza que adquirió allí, la Institución inició a Antonio Machado en el aprendizaje de valores morales muy característicos del espíritu institucionista: tolerancia, respeto al trabajo, gusto por cierta austeridad en el modo de vida, ideal reformista y patriótico, rechazo de todo dogmatismo, sentido del diálogo y de la igualdad entre los hombres, amor a la verdad... valores que serán todos claves en la obra y en la vida del poeta.
En 1888 surge la afición al teatro en Antonio Machado. Desde ese año, los hermanos Antonio y Manuel acuden a las representaciones del Teatro Español, cuyo director y primer actor es Rafael Calvo, amigo del padre. Conocen allí a los hijos del actor, del mayor de los cuales, Ricardo, se hacen inseparables amigos. Al grupo se une Antonio Zayas. Antonio Machado llegará a intervenir, así como su hermano, en pequeños papeles. Frecuenta la vida bohemia, los salones, los museos, las tertulias, los cafés… Pronto comenzarían a escribir versos. Todos, excepto Antonio; o, al menos, no los mostraba. Solían reunirse en el Café Fornos a hablar de teatro, literatura, política, toros... Allí tenía su tertulia el poeta Enrique Paradas, editor de un semanario satírico, La Caricatura. En él, en 1893, publicará Antonio sus primeros escritos: artículos costumbristas, escritos en una prosa coloquial y ligera. Antonio firmaba con el seudónimo “Cabellera” y Manuel con “Polilla”; los escritos en colaboración los firmaban como “Tablante de Ricamonte. También acuden a la tertulia, más “seria, que don Eduardo Benot (lingüista, ministro de la Primera república, antiguo profesor de los hermanos en la Institución) tenía en su casa. En la Biblioteca Nacional, también con su hermano Manuel, realiza interminables sesiones de lectura. Los estudios... poco a poco.
Patio del Palacio de las Dueñas, donde nació Antonio Machado
Pero 1893 es también el año de la muerte del padre. Muerte prematura, a los cuarenta y seis años. Antonio Machado Álvarez había seguido publicando sus estudios de folclore y artículos para el periódico La Justicia, que salía bajo la inspiración de don Nicolás Salmerón. Pero, aunque esa actividad le otorgaba prestigio, no era suficiente para el sustento familiar. Buscando mejor fortuna, consigue el puesto de registrador de la propiedad, que ha de ejercer en Puerto Rico. Espera ganar el suficiente dinero como para poder regresar pronto a España. Sin embargo, al poco de llegar a la isla enferma gravemente de tuberculosis. Uno de sus cuñados, marino, acude para traerlo con la familia; pero, al llegar a Sevilla, su estado se agrava. Su mujer, Ana Ruiz, acudirá a su lado, pero muere a los pocos días.
Dos años más tarde muere el abuelo, don Antonio Machado y Núñez. La abuela, doña Cipriana, y la madre, deciden trasladarse, del número 98 de la calle Fuencarral pasan al más modesto del 148 de la misma calle. La situación económica de la familia se ha hecho muy delicada. En 1895, Antonio Machado tiene veinte años. Sus estudios sufren muchas interrupciones: Antonio no terminará el Bachillerato hasta septiembre de 1900. Su hermano Manuel, sin embargo, viajará ese año de 1895 a Sevilla a estudiar la carrera de Filosofía y Letras, que culminará con brillantez. Allí se hace novio de su prima Eulalia Cáceres. Antonio trabaja en tareas lexicográficas para don Eduardo Benot. Ayuda así a la maltrecha economía familiar.
En 1897, Manuel Machado regresa a Madrid. Vuelve a unirse el grupo formado por los dos hermanos, Ricardo Calvo y Manuel Zayas. Se reanudan las tertulias, los paseos, las charlas sobre teatro... Pero a la antigua bohemia sucede ahora una inquietud más seria por la literatura y la necesidad de trabajar para ayudar a la familia. Antonio empezó a preparar unas oposiciones a empleado del Banco de España, pero lo deja pronto: ni le gusta la contabilidad, ni su caligrafía era la apropiada para lo que se esperaba entonces de un empleado de banca.
En la primavera de 1898 los hermanos Antonio y Manuel Machado viajan a Sevilla. La vuelta a los escenarios de la niñez —la ciudad y su luz, el palacio de las Dueñas, con su “huerto donde madura el limonero” y su “rumor de fuente”— inspirarán al poeta nuevos versos, como los que componen el poema VII, citado arriba, que no se publicaría hasta 1900.
Estamos en la época en que el Modernismo hace su deslumbrante aparición con Azul (1888) y Prosas profanas (1896), de Rubén Darío. Toda una estética nueva acaba de surgir. De 1895 es En torno al casticismo deUnamuno que, junto al Idearium español (1897) de Ángel Ganivet, inaugura una nueva manera de plantear el problema candente de España. Por aquellos años conoció a escritores como Salvador Rueda, Valle-Inclán, Francisco Villaespesa...
Los primeros poemas de Antonio Machado son de 1898, año del “Desastre. Así, esta fecha es para él doblemente significativa: de una parte, señala su entrada en la poesía por la vía del simbolismo y delmodernismo; de otra, y sin saberlo él, esta fecha de 1898 provocará la eclosión de nuevos valores morales y estéticos a los que más tarde Machado se adherirá de modo, aunque tardío, irresistible.
http://jaserrano.nom.es/Machado/Soledades.htm

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