Había un monasterio en Jerusalén. Había sido una sinagoga, pero los judíos se la vendieron a los apóstoles. Fue la primera iglesia en siria.
La Virgen, que vivía en el monte Sión, ordenó que se construyera. Los monjes estaban a punto de abandonar el monasterio porque no tenían comida.
El abad les dijo que pidieran ayuda a la Virgen. Rezaron y recitaron himnos y cantos durante toda la noche. Al día siguiente encontraron que sus graneros estaban llenos.
Más tarde, hubo otra hambruna y pensaron que iban a morir. El abad les recordó el regalo que la Virgen les había dado antes. Le rezaron de nuevo toda la noche.
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