Hubo una sequía en Jerez y la gente decidió huir de la ciudad.
Un franciscano reunió a la gente y predicó un sermón,
aconsejándoles que se arrepintieran de sus pecados.
Dijo que si lo hicieran tendrían lluvia antes de que
hubieran transcurrido tres días.
Les dijo que lo imitaran,
y golpeó el suelo con sus manos y oró a la Virgen.
La gente comenzó a gemir y las mujeres lloraron y lloraron.
Las nubes se abrieron y una fuerte lluvia comenzó a caer.
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