lunes, 4 de noviembre de 2019

228 Cantigas de Santa María






Una mula sufría tanto de gota que sus piernas estaban torcidas.
 El dueño, sintiendo pena por la bestia lisiada, ordenó a uno de sus sirvientes que la matara para sacarla de su miseria.
 Cuando el niño estaba terminando su almuerzo, la mula se levantó y avanzó lentamente hacia la iglesia. Tan pronto como se acercó, la Virgen lo curó. El niño, a quien se le había ordenado matar y desollar la mula, siguió sus huellas, lo que condujo a la iglesia.
Allí descubrió a la bestia transformada. Llamó a la gente para que viniera a ver a la mula que había sido cambiada de una criatura lisiada a una sana. La gente examinó la mula cuidadosamente, para asegurarse de que fuera la misma.
Para eliminar toda duda de sus mentes, la Virgen hizo que la mula rodeara su iglesia tres veces y luego se arrodillara humildemente frente al altar. Después de hacer esto, la mula regresó a la casa de su amo y la gente alabó a la Virgen.




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